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La justicia belga deja libre con condiciones a Puigdemont y a sus cuatro exconsejeros

El expresident y los cuatro miembros huidos en Bruselas deberán permanecer localizados y sin poder salir del país.

Puigdemont, en una dependencia de la sede de la Fiscalía belga en Bruselas. OLIVIER HOSLET

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León

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A. Lorente | Bruselas

El expresident del Govern Carles Puigdemont y los exconsellers Meritxell Serret, Toni Comín, Lluís Puig y Clara Ponsantí eludieron anoche la prisión tras comparecer por la tarde ante el juez en Bruselas. Seguirán en libertad, aunque no como hasta ahora, sino condicional, al tener la obligación de permanecer en territorio belga y estar localizados para comparecer ante la justicia cuando sean requeridos. Así lo decidió el juez al filo de la medianoche y lo confirmó Gonzalo Boye, el abogado español de los políticos de ERC, Comín y Serret. Se trataba de la opción más probable porque el riesgo de fuga es muy improbable. Primero, por su voluntad de «internacionalizar su denuncia contra el 155 desde la capital de la Unión Europea». Y segundo, porque pesa sobre ellos sendas órdenes nacional e internacional de detención que limitan sus movimientos sobremanera. Como salgan de su refugio belga, sus horas fuera de España estarían contadas.

Sucedió a las 09.17 horas, más o menos cuando Oriol Junqueras y sus siete compañeros del Govern terminaban su tercer desayuno dentro de una cárcel, su lugar de residencia provisional desde el jueves por la noche. Acompañados de sus abogados y siguiendo lo acordado el sábado con la Fiscalía, Puigdemont Serret, Comín, Puig y Ponsantí se entregaron de forma voluntaria en una céntrica comisaría de la Policía Federal para comparecer ante lo que ellos definen como «una justicia de verdad, no una extremadamente bárbara como la española». Se enfrentan a la Orden Europea de Detención y Entrega, la también llamada euroorden, que la Audiencia Nacional emitió la noche del viernes contra ellos por la presunta comisión de los delitos de sedición, rebelión, malversación de fondos públicos, desobediencia a la autoridad judicial y prevaricación.

«Están privados de libertad desde las 09.17 horas», explicó minutos después de las dos de la tarde el portavoz de la Fiscalía de Bruselas, Gilles Dejemeppe, durante una concurrida comparecencia de prensa con numerosos medios internacionales. Si Puigdemont quería ‘ruido’ y llamar la atención más allá de España en su huida hacia no sé sabe muy bien dónde, objetivo cumplido.

Se entregaron en el edificio donde se encuentra la dirección general de la Policía Federal, en el 202 de la Rue Royale 202. De allí, minutos después de la una de la tarde, accedieron en varios coches camuflados dentro del edificio donde se ubica la sede de la Fiscalía y los juzgados de guardia de la capital. Allí, en el número 4 de la Rue de Quatre Bras, permanecieron durante todo el día arrestados a la espera de que se les tomara declaración de forma individual a los cinco. Los interrogatorios comenzaron pasadas las seis de la tarde.

Declaración en neerlandés

«No iban esposados, dado que no presentaban una amenaza para los policías que los custodian», explicó el portavoz de la Fiscalía, quien desveló que habían escogido el neerlandés en lugar del francés como idioma oficial para ser enjuiciados. Estaba cantado. Paul Bekaert, el veterano abogado de Puigdemont, es flamenco y considera que este matiz, dadas las simpatías nacionalistas de Flandes, puede ayudarle a intentar sortear la extradición a España, tal y como logró con varios miembros de ETA sobre quienes pesaban acusaciones con delitos de sangre. ¿Cómo conseguirlo? Alegando, sobre todo, que en España no se iban a respetar los derechos humanos de sus defendidos. Tras la decisión de ayer, ahora comienza un carrusel judicial largo y muy complejo cuyo final es difícil de barruntar. Puede pasar de todo. La teoría dice que, ahora, la Cámara del Consejo tiene 15 días para tomar una decisión sobre la extradición.