La huelga independentista, lejos de paralizar la economía
Los piquetes siembran el caos en el AVE y en el acceso a Francia.
Colpisa | Barcelona
La jornada de huelga convocada ayer por el independentismo para protestar por el encarcelamiento de los ocho exconsejeros de la Generalitat y de los presidentes de la ANC y Ómnium fue una pequeña metáfora de lo que ha supuesto el proceso soberanista estos últimos años.
El secesionismo tiene músculo, hasta el punto de poder proclamar la república por mayoría absoluta. Sin embargo, no tiene la fuerza suficiente para hacerla efectiva. Esa potencia limitada se vio ayer en la jornada de huelga. El secesionismo fue capaz de bloquear algunas de las principales vías de comunicación, como la AP-7, en el paso de la Jonquera, con incidencia en Francia con colas kilométricas de camiones, y sembró el caos en la línea ferroviaria del AVE en las estaciones de Gerona y Sants, en Barcelona. Pero no pudo paralizar la economía catalana como pretendían los organizadores, la Intersindical CSD, sindicato muy minoritario e independentista, a pesar de que contó con el apoyo de la ANC y Ómnium y de los partidos secesionistas, aunque no de UGT y CC OO, que en Cataluña controlan el 80% del mundo sindical.
La gran patronal catalana Fomento del Trabajo, que el martes intentó (sin éxito) paralizar la huelga a través de los tribunales al considerar que se trataba de una huelga política, afirmó que el seguimiento fue «prácticamente imperceptible». Otra entidad empresarial, Pimec, habló de una incidencia del 4% y Cecot, patronal próxima al nacionalismo, elevó el seguimiento al 20%. Según el Gobierno central —que ayer escenificó la intervención que lleva a cabo en la Generalitat porque que quien dio las cifras de la huelga fue un alto cargo del Ministerio del Interior, cuando el pasado 3 de octubre fue la consejera catalana de Trabajo— la incidencia en los centros de trabajo fue «mínima y residual».
El secretario general técnico del Ministerio del Interior, Juan Antonio Puigserver, afirmó que el único sector en el que la huelga se dejó sentir fue en el de la enseñanza, con un seguimiento del 31%, porcentaje que el sindicato de docentes Uste, que apoyaba el paro, elevó al 45. El consumo energético fue similar al de cualquier día laboral e incluso hacia las 11 de la mañana fue superior en un 1%. El pasado 3 de octubre, en cambio, durante la huelga general convocada para protestar por las intervenciones policiales del 1-O, el consumo eléctrico descendió un 10%, lo que sirve de termómetro para comparar una y otra jornada de huelga. Las dos plantas industriales que más trabajo dan en Cataluña, las fábricas de Seat y Nissan, operaron con normalidad.
Acciones de los CDR
El independentismo demostró que tiene una fuerza escasa en los centros neurálgicos de la economía. Otra cuestión es su implantación en el territorio y ayer puso en evidencia que no hace falta una gran estructura para sembrar el caos. Pinchó con la convocatoria de huelga porque hay cansancio en la población, aunque volvió a exhibir músculo en las concentraciones que la ANC y Omnium organizaron en media Cataluña y en las que tuvieron el respaldo de todas las fuerzas soberanistas y también de UGT y CCOO. Protestas convocadas en paralelo a la jornada de paro y se celebraron a las 12 del mediodía y a las seis de la tarde. Las más multitudinarias fueron las que tuvieron lugar en Barcelona, en la plaza Sant Jaume por la mañana, y frente a la catedral, por la tarde. Miles de personas clamaron por la «libertad de los presos políticos».