Los independentistas se reprochan su cerrazón para pactar una lista única
Esquerra sabe que tiene el triunfo del 21-D al alcance de la mano y así lo constatan las encuestas.
Colpisa | Madrid
El PDeCAT, Esquerra Republicana y la CUP se reprocharon ayer unos a otros su cerrazón para acordar una lista unitaria del independentismo para las elecciones del 21 de diciembre. El partido de Artur Mas y Carles Puigdemont y los anticapitalistas culparon a los republicanos, y estos a la CUP. Pero no está dicha la última palabra porque el PDeCAT y Esquerra registraron sus candidaturas ante la junta electoral como coaliciones con la idea de incorporar a sus listas a formaciones menores.
Los encarecidos llamamientos del expresidente de la Generalitat para que los secesionistas pactaran una «lista de país» fueron desatendidos por sus destinatarios. Sabido era que las relaciones entre el PDeCAT y Esquerra nunca fueron buenas, ni en los mejores momentos de Junts pel Sí hubo sintonía aunque en aras del éxito del proceso todo quedaba en casa, pero ahora el enfado contenido se ha desembalsado. Para los exconvergentes era vital presentarse a las elecciones abrigados por los republicanos porque sus expectativas electorales son malas. Saben que aunque Puigdemont encabece su lista el batacazo está servido, un temor reafirmado por la última encuesta del CIS, que recogía que la mitad de su electorado ha desertado. Además ni siquiera la candidatura del expresident está asegurada. Él se ofreció el pasado viernes, pero la vicepresidenta del PDeCAT, Neus Munté, señaló ayer que esa decisión aún no está tomada y que el cabeza de lista puede ser otro. Por ejemplo, ella misma.
El nuevo motor
Pero Esquerra esta vez se plantó. Ya en las elecciones de 2015 Artur Mas tuvo que poner toda la carne en el asador, amenazas incluidas, para convencer a Oriol Junqueras de presentarse juntos. Ahora no ha sucedido lo mismo, y Esquerra, consciente de que tiene el triunfo del 21-D al alcance de la mano y así lo constatan todas las encuestas, resolvió presentarse en solitario para convertirse en el nuevo motor de la política catalana. «Esquerra, por sus intereses electorales, ha puesto sus siglas antes que los intereses del país», sentenció el portavoz del PDeCAT en el Senado, Josep Lluís Cleries.
Para no pecar de soberbia, los republicanos pusieron una condición, a sabiendas de que era imposible, para la lista unitaria, que agrupara a todos los independentistas, un caramelo envenenado que la CUP no probó, y que Esquerra aprovechó para decir que la candidatura conjunta no había sido posible.
El caso es que el uno por el otro el soberanismo acudirá a las elecciones con tres listas, aunque desde Esquerra abogaron por «una coordinación» programática para construir «un frente común».