Diario de León

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León

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Manuela Suárez Martín fue una de las últimas personas que abandonó los pueblos anegados por el embalse de Luna. Se casó en Pobladura, donde nació su primera hija. Luego fueron a vivir «provisionalmente» a Casasola, hasta que llegó el agua y después a Láncara, donde nació uno de sus cuatro hijos en 1953. Poco después les echó el agua. En la cocina de la casa que levantaron con las piedras que pudieron traer de Lagüelles recuerda que «de aquella hacías una solicitud a la Confederación y te dejaban traer la piedra, siempre con permiso», matiza. La transportaron con la pareja de vacas que tenían para la labranza. Aún conserva la radio de la casa de su suegra en Miñera. Manuela contempló cómo se llenaba el pantano y vio muchas veces cruzar a los últimos vecinos de Cosera sobre unas tablas para llegar a Miñera. «Miedo no me daba, teníamos más miedo de tener que marchar que de quedar», recuerda a sus 92 años.

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