El ‘procés’ veta a Barcelona para la Agencia Europea del Medicamento
La Ciudad Condal paga la desconfianza hacia el soberanismo y el ente se va a Ámsterdam.
Adolfo Lorente | Bruselas
Muchos en Bruselas recordaban estos días un episodio ocurrido hace ya más de una década. Sucedió en Singapur, el 6 de julio de 2005. Cuando la candidatura olímpica de Madrid 2012 se frotaba las manos después de una brillante presentación, llegó Alberto de Mónaco, entonces aún príncipe, y disparó con bala sembrando gravísimas dudas sobre si España sería capaz de garantizar la seguridad durante los Juegos Olímpicos frente la amenaza terrorista de ETA. El final de la historia ya se conoce: ganó Londres, ciudad que pocos meses después sufriría también en sus carnes la violencia del yihadismo. Y ayer, volvieron los viejos fantasmas. Eso sí, todos los esperaban. Todos. No fue en Singapur, sino en Bruselas. No fue Madrid, sino Barcelona. No fueron los Juegos, sino la Agencia Europea del Medicamento (EMA). No fue Londres, sino Amsterdam. Sí, ganó Amsterdam y perdió la que quizá era y sigue siendo la gran favorita desde un punto de vista técnico: la Ciudad Condal.
La EMA se va de Londres porque Reino Unido decidió irse de la UE el 29 de marzo de 2019. Se va por el ‘brexit’ y no ha llegado a Barcelona por el ‘procés’, esa suerte de potencial ‘Catalexit’ que sigue generando una incertidumbre que en la UE ni quieren, ni gusta. La odian. Como preguntaría el hoy rey Alberto de Mónaco, ¿me garantiza que lo vivido estos meses no vaya a reproducirse dentro de uno, dos o tres años? ¿Por qué el ‘procés’?
Para muestra, un par de botones. El último conseller catalán de Sanidad, Toni Comín, lleva 22 días en Bruselas pero no para hacer ‘lobby’ por la EMA, sino porque está huido de la justicia española. La tercera pata de la candidatura, el Ayuntamiento, acaba de perder a su cabeza visible, el socialista Jaume Collboni, porque la alcaldesa, Ada Colau, ha roto el pacto de gobierno con el PSC por el procés. Ayer, Collboni estuvo en Bruselas para negociar hasta el último minuto. Colau, no. Todo ello sin contar que se han marchado 2.500 empresas o que el autoproclamado Gobierno en funciones sigue protagonizando su particular sainete en la capital comunitaria con Carles Puigdemont a la cabeza.
Conciencia tranquila
«Tenemos la conciencia muy, muy tranquila. Quizá otros no la puedan tener tanto como nosotros (...). A nadie se le escapa que en las últimas semanas, meses, hemos tenido algún obstáculo en el camino y no nos lo han puesto fácil», lamentó a su llegada a Bruselas la ministra de Sanidad, Dolors Monserrat.
Sabía que la historia acabaría en derrota y así fue. De hecho, Barcelona no logró ni siquiera pasar a la segunda de las tres rondas previstas para elegir la sede del ente comunitario. Quedó quinta con 13 votos, frente a Bratislava, que con 15 se quedó cuarta. Pasaron Amsterdam, Copenhage y Milán (los italianos fueron los más apoyados pero al final perdieron por sorteo).
Conocida la decisión, llegó la hora de los lamentos. «Este, quizá, es otro de los daños directos que nos ha podido llevar el independentismo en Cataluña. Trabajar unidos para continuar en este gran proyecto que es la UE, que es España», declaró la ministra a los medios tras conocer que Barcelona cayó en primera ronda.
Por su parte, desde su escondite ubicado en algún lugar de Bélgica, el expresident del Govern recurrió a Twitter para acusar a Rajoy de haber provocado este fracaso.