CAMINO DE LAS URNAS
Los presos y el "fracaso" del 'procés', ejes del primer debate electoral
Los independentistas se reivindican como agraviados y no admiten errores. PSC y Ciutadans animan a los catalanes a abrir una etapa de diálogo
A estas alturas de la campaña ya está claro que las disputas en el eje nacional, y no en el social, marcarán el camino hasta el 21 de diciembre. Y el primer debate televisivo de los tres previstos, que emitió este jueves por la noche TVE, cumplió con esas expectativas. A un lado, los partidos independentistas, que esgrimieron a sus dirigentes presos como prueba de la "anormalidad democrática" que rodea a las elecciones; al otro, los constitucionalistas, empeñados sin éxito en que Junts per Catalunya, Esquerra y la CUP reconocieran el "fracaso" del 'procés'. En medio, un Xavier Domènech (Catalunya en Comú Podem) incapaz de redirigir la trifulca hacia asuntos más provechosos para las expectativas su partido.
Pese a que el debate estaba formalmente dividido en dos bloques, el primero, para repasar la accidentada última legislatura y el segundo, para que los partidos hicieran propuestas de futuro, los candidatos volvían una y otra vez al mismo punto. La estrategia de Jordi Turull (JxCat), por ejemplo, quedó clara desde su primera intervención: "Un abrazo muy fuerte a Jordi Sànchez, Jordi Cuixart, Joaquim Forn y Oriol Junqueras". Son los presos que los independentistas creen que demuestran que en España falta democracia.
El propio Turull, número cuatro en la lista de JxCat, aludió en varias ocasiones a sus vivencias en prisión. Y tanto él como Roger Torrent, número dos de ERC por Girona, subrayaron que ni Carles Puigdemont ni Junqueras podían participar en el debate. Ambos llevaban lazos amarillos en solidaridad con los presos.
Sin embargo, las diferencias internas en ese bloque asomaron en detalles más sutiles. Como el hecho de que el representante de ERC defendiera sobre todo la labor económica del anterior Govern, un área cuyos principales responsables eran los dirigentes de su partido.
Evitan la autocrítica
Ninguno de ellos -ni tampoco Carles Riera (CUP), que no dudó en tildar de "franquista" al Estado- estaban demasiado interesadoa en hablar de episodios recientes como la fuga de sedes sociales de empresas, ni tampoco de la república nonata. Quizá el inicio de la campaña ha impedido que los independentistas pudieran profundizar en la autocrítica que iniciaron tímidamente hace tres semanas; lo que está claro es que en el debate prefirieron reivindicarse como agraviados que reflexionar sobre sus errores.
Pero Ciutadans, PSC y PP les atacaron incansablemente por ese flanco. Inés Arrimadas (C's) proclamó "el fracaso del 'procés'", y, aprovechando que las últimas encuestas la colocan con opciones incluso de disputar la victoria, animó a los catalanes a abrir "una nueva etapa de diálogo y reconciliación". Pero también recibió varias andanadas de Domènech, que dijo que es "la candidata de [Mariano] Rajoy y [José María] Aznar".
El socialista Miquel Iceta intentó mostrar un perfil más presidencial. Pero eso no le impidió asegurar que el Govern destituido de Puigdemont había marcado un "rumbo de colisión", y que ahora se trata de recuperar el tiempo perdido para el "pacto". Sus principales propuestas son tres: "Fortalecer el autogobierno, mejorar la financiación y recuperar el prestigio de Catalunya".
El 155
Xavier García Albiol (PP) reivindicó sin remilgos la intervención de Rajoy en la autonomía catalana, vía artículo 155 de la Constitución. Aseguró que el presidente español "ha devuelto el sosiego a la sociedad catalana", y se encaró con Turull y Riera cuando cuestionaron que España sea un país democrático.