ERC no respaldará a Puigdemont en la investidura si no es el más votado
El partido de Junqueras recupera a Forcadell ante el poco tirón de su candidata, Rovira.
ramón gorriarán | madrid
Esquerra no está dispuesta a entregar a Carles Puigdemont el cheque en blanco que reclama para después del 21 de diciembre. Entre sus planes no figura respaldar al expresident en la investidura si su candidatura de Junts per Catalunya no es la fuerza más votada entre los independentistas, que es, precisamente, lo que reclama el destituido jefe de la Generalitat. «Solo tengo un plan, continuar siendo el president de Catalunya», avisó ayer Puigdemont. «Esquerra es la única fuerza» que puede frenar el 155, replicaron en la orilla republicana.
No han desatado las hostilidades, pero ya amagan los primeros golpes. Las candidaturas que encabezan Oriol Junqueras y Puigdemont, que aunque mal avenidos eran socios de gobierno hasta octubre, se han lanzado a un combate aún soterrado por ser la primera fuerza del independentismo. Una primacía sobre la que no había dudas hasta hace unos días de que iba a recaer en Esquerra, pero que las últimas encuestas y acontecimientos han puesto en duda. Los republicano han visto volar, aunque solo sea en las encuestas, una quincena de escaños en el futuro Parlamento de Cataluña que han ido a anidar en Junts per Catalunya.
En una campaña de nombres como esta, en la que los programas son más secundarios que nunca y los candidatos son el único faro, Esquerra lleva las de perder. Junqueras, líder indiscutido, está en la cárcel; su número dos, Marta Rovira, no da la talla, según confiesan los propios republicanos; y no tienen mucho más fondo de armario. Han tenido que echar mano de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, apartada de la contienda electoral por alto riesgo judicial, y a partir de este fin de semana tendrá un papel más protagonista junto a los exconsejeros excarcelados, que se han convertido, tanto para Esquerra como para Junts per Catalunya, en sus mejores bazas electorales porque tocan la tecla emocional en una campaña visceral por encima de las ideas.
Estaban los republicanos preocupados en estos análisis, cuando el expresident descubrió ayer sus cartas en una rueda de prensa por videoconferencia desde Bruselas: «Contemplo continuar siendo el president de Cataluña, el Parlament no me ha cesado». Puigdemont aclaró que solo tiene «un plan», continuar al frente de la Generalitat siempre que el soberanismo retenga la mayoría parlamentaria. Para el expresident que la primera fuerza sea Esquerra o la suya es irrelevante, lo determinante es que el independentismo gane porque no tiene dudas de que el candidato natural es él.
No lo ven así en las filas republicanas aunque aún no lo digan con rotundidad. Carles Mundó, exconsejero de Justicia y número cinco de la candidatura de Esquerra por Barcelona, ha sido el único hasta ahora que se ha atrevido a sugerir a Puigdemont que designe un eventual sustituto por si no pudiera ser investido como consecuencia de su situación judicial.