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Puigdemont, rumbo a la investidura

El independentismo se asegura la mayoría de la mesa y el nuevo presidente de la Cámara se estrena rebajando el tono Roger Torrent no da demasiadas pistas sobre cuáles son sus intenciones respecto a la elección presidencial Recuerda a los políticos presos, pero afirma que hará de la «democracia y la convivencia los pilares» de su mandato.

El presidente del Parlament, Roger Torrent, pasa revista a la formación de gala de los Mossos d’Esquadra tras ser elegido. QUIQUE GARCÍA

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León

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cristian reino | barcelona

Cataluña recuperó ayer una cierta normalidad institucional con la constitución de la Cámara catalana, la elección del nuevo presidente del Parlamento autonómico y la votación de la mesa. Mucho había llovido desde la última sesión parlamentaria vivida en el hemiciclo catalán en la que la mayoría secesionista proclamó la república para meterla en un cajón. Acto seguido el Gobierno activó el 155 y convocó elecciones. Las fuerzas secesionistas revalidaron la mayoría absoluta y ayer empezaron a aplicar el resultado cosechado el 21-D: eligieron a Roger Torrent (Esquerra) como nuevo presidente del Parlament autonómico, con los votos de Junts per Catalunya, ERC y la CUP, y conformaron una mesa con mayoría secesionista, como hasta ahora, lo que les da vía libre para hacer y deshacer a su antojo.

Junts per Catalunya y Esquerra cumplieron ayer la primera parte del acuerdo suscrito el día anterior, que les permite controlar los órganos de gobierno del Parlamento para afrontar la parte complicada del pacto, que consiste en investir a Carles Puigdemont, extremo que a día de hoy nadie sabe cómo se podrá hacer. Aunque esa será otra batalla, pues aunque Junts per Catalunya da por hecho que los republicanos darán apoyo a la elección telemática del presidente de la Generalitat, en ERC insisten en que lo que es imprescindible para avanzar es que exista un gobierno.

Aún saltarán chispas hasta el día de la investidura. En parte, porque el republicano Roger Torrent, tras ser elegido nuevo presidente de la Cámara, no dio demasiadas pistas sobre cuáles son sus intenciones respecto a la elección presidencial. Se estrenó afirmando que defenderá la voz de todos los diputados, especialmente la de los que no están. Y en un mensaje hacia Junts per Catalunya y ERC, que trasladarán toda la presión a la mesa, aseguró que «corresponde a los grupos fijar la agenda y rumbo de los próximos años». Torrent priorizó, no obstante, la vuelta a la normalidad. «Conjurémonos todos para recuperar las instituciones», dijo. Arremetió contra el 155 y recordó a los políticos presos, pero advirtió de que hará de la «democracia y la convivencia los pilares» de su mandato.

De alguna manera, lo que se vivió ayer en la Cámara catalana fue una especie de mundo al revés. La duodécima legislatura catalana comenzó de una manera muy distinta a la anterior: con buena parte de los grupos de la oposición destacando el tono de un independentista como Torrent. Quizá solo se trate de un espejismo ante la tormenta que puede caer de aquí a diez días con la investidura de Puigdemont, pero sí fue una novedad que el PP, el PSC o los comunes pusieran el acento en la moderación del discurso de Torrent, mientras la CUP, con quien el republicano comparte casi todo, montó en cólera ante lo que a su juicio fue una alocución de perfil autonomista.

Torrent obvió el 1-O y el 27-O, ignoró la república y pronunció términos que Forcadell pasaba por alto, como convivencia, respeto, diálogo y entendimiento. «Este tono rompe con la línea anterior», apuntó el PP. Así, mientras Forcadell se estrenó proclamando un «viva la república», Torrent acabó con un «viva Cataluña».

A pesar de renunciar a los cinco votos de Bruselas (que el secesionismo sí reclamará para la votación de la investidura), Torrent obtuvo 65 votos, por 56 de su rival de C’s, José María Espejo, que ni con los 8 de los comunes habría ganado, porque hubo 9 votos en blanco.