El Gobierno anima a Cs a pactar con Podemos la investidura de Arrimadas
La Moncloa confía en que si la líder de la oposición da el paso el independentismo podría fracturarse.
ramón gorriarán | madrid
La Moncloa se sumó a las peticiones del PP y los confusos emplazamientos del PSOE para que Inés Arrimadas se presente al debate de investidura. El portavoz del Gobierno sugirió ayer a la líder de Ciudadanos en Cataluña que se ponga de acuerdo con Unidos Podemos ahora que han abierto una vía de comunicación entre ellos. Pero es una invitación envenenada porque sólo busca el desgaste político de la formación naranja y de su candidata dado que la mayoría independentista derrotaría cualquier intento de Arrimadas, aunque sume a los ocho diputados de Catalunya en Comú Podem.
El Gobierno dice que con la división del secesionismo se ha abierto una ventana de oportunidad para que Arrimadas se convierta en la nueva presidenta de la Generalitat de Cataluña. Íñigo Méndez de Vigo consideró que así como Albert Rivera y Pablo Iglesias han encontrado puntos en común para promover una reforma de la ley electoral, pueden buscarlos también en Cataluña para ver «si pueden desbloquear la situación». El argumento gubernamental es que si Ciudadanos logra algún tipo de entendimiento con los comunes y Podemos estará en condiciones de plantear al presidente del Parlament, Roger Torrent, un candidato alternativo a Carles Puigdemont.
De contar con el apoyo de Catalunya en Comú Podem, negado una y otra vez por sus líderes, la líder catalana de Ciudadanos tendría 65 votos. Pero el bloque secesionista tendría al menos 68 aunque no puedan votar Puigdemont ni Toni Comín.
La única fórmula para que Arrimadas llevara a buen puerto la investidura es que, por un lado el juez del Supremo Pablo Llarena cambie de posición y niegue la autorización para delegar el voto a Oriol Junqueras y Jordi Sànchez; y por otro es que se produzca al menos una baja en las fuerzas independentistas. En ese improbable supuesto empatarían a 65 y la líder de Ciudadanos alcanzaría la investidura por ser su partido el más votado y el que logró más escaños en las elecciones del 21 de diciembre.
El Gobierno de Rajoy, además de la no confesada intención de erosionar a Ciudadanos en la batalla sin cuartel que mantienen desde las elecciones catalanas, pretende azuzar el nerviosismo y los recelos en el frente independentista. Junts per Catalunya y Esquerra están condenados a entenderse, por muchas diferencias que tengan, si quieren mantener viva la llama del ‘procés’ aunque sea atenuada. El Gobierno, sin embargo, abriga la remota esperanza de una ruptura que se vería incentivada con la candidatura de Arrimadas.