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Inés Iglesias echará hoy la trapa para cumplir con su compromiso con la huelga feminista. MARCIANO PÉREZ

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León

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ana gaitero | león

Si las más de 200.000 leonesas como Inés, la panadera de la calle Bernardo del Carpio, dejan de hacer hoy su trabajo y de atender a sus hijos e hijas sin nadie que las releve, León «no es que se convirtiera en un caos, sería un lugar inhumano», subrayan las convocantes del 8-M.

Entre el trabajo remunerado que desempeñan el 44% de estas mujeres y las tareas de cuidados y atención a la vida cotidiana que no computan en el Producto Interior Bruto (PIB), el día empezaría sin norte. Con la chapa cerrada, en las casas y en muchos de los negocios atentidos por autónomas en la provincia.

El 85% de los cuidados a las personas dependientes está en manos femeninas. Sin desayunos en las mesas y con las criaturas dormidas hasta después de la hora de entrada al colegio o con la abuela encamada sin que nadie acuda a cambiarle el pañal o vestirla para bajar al autobús del centro de día.

Estas y otras parecidas serían las primeras escenas de un día sin mujeres en León. A mayores, en oficinas e instituciones se encontrarían con la basura del día anterior. Las limpiadoras son las primeras en abrir las puertas de muchos centros de trabajo. En casas como la de Inés, que es la cabeza de una familia monoparental con una niña de siete años, y que cuenta como únicos apoyos con otras dos mujeres, su madre y su hermana, hacer huelga total es «imposible».

Inés Iglesias se planteó parar el 8-M desde el primer momento. «Si hay motivos en general, en mi caso, como autónoma, con un pequeño comercio de barrio, y siendo familia monoparental, los motivos se multiplican», apostilla. No es un caso aislado, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en España hay nueve veces más mujeres que viven solas con niños que hombres en la misma situación, dos puntos por encima de la media en la Unión Europea.

Hace cuatro años, Inés se convirtió en autónoma, como casi el 13% de las trabajadoras ocupadas en la provincia de León, de las cuales un 8,7% no tienen personal asalariado. Fue la única salida que encontró esta diplomada en Magisterio, especialista en educación infantil, después de pasar por el paro tras ser despedida del Coto Escolar, junto a un grupo de trabajadores eventuales del Ayuntamiento de León.

Con una niña de dos años, vio que la única opción para poder quedar a vivir en León era convertirse en trabajadora por cuenta propia. Cuatro años después el balance es «de agotamiento, en una panadería no descansas salvo tres días al año. No es sano», subraya.

Conciliar el trabajo con la crianza «era imposible». «Mi madre estaba criando a mi hija y lo llevaba fatal. Por eso me planteé cambiar el horario de la tienda», explica. En lugar de abrir de mañana y tarde, con el tradicional horario comercial, decidió ponerse una jornada continua, desde la 9 hasta las 16.00 horas, «por la niña y por mí».

Hoy cierra a partir de las 11. «Decidí atender a los principales clientes, que son los bares y restaurantes porque vivo básicamente de ellos y no quiero perderlos. Si no hubiera cerrado todo el día, como es mi deseo», asegura. Pero el comercio es muy competitivo, apostilla, «con otros pequeños comercios y con las grandes superficies».

El caso de Inés es un ejemplo de las dificultades que tienen muchas mujeres para hacer huelga. Sobre ellas quiere poner el foco la plataforma feminista que organiza la huelga en León. «Queremos visibilizar a las mujeres que se encuentran en situaciones más precarias y desfavorecidas, en algunos casos sin margen para parar», explica Mari Luz González.

se para la vida

«Si realmente paráramos, se paraba la vida», apostilla Inés. «Me ha costado mucho tomar la decisión y al final opté por autoimponerme una especie de servicios mínimos: no es por el dinero, es por los clientes», reconocía ayer mientras despachaba el pan.

Cuando comentó entre la gente de más confianza que iba a cerrar a media mañana, le pusieron caras de mil colores. «Me apoyan más las mujeres, aunque algunas no lo entienden», admite. Pero el tema ha dado para hablar, «con ellos y con ellas».

«Algunos me han encargado el doble de pan para mañana no venir», no sabe si porque seguirán las consignas de la huelga de consumo o por temor al desabastecimiento si cierran más comercios.

sin comida

Los supermercados lo tendrían muy difícil para abrir en condiciones normales. Más del 60% de la plantilla de los supermercados y grandes superficies es femenina. Si los hombres no hacen huelga, que también la pueden secundar, llegarían de noche o de madrugada los camiones cargados con las mercancías. El sector del transporte, sobre todo de mercancías está masculinizado casi al 100 por cien. Pero los supermercados apenas tendrían personal para reponer las estanterías y encender la luz.

El porcentaje más alto de mujeres ocupadas corresponde a mujeres asalariadas (87,2%), de las que un 67,4% tabajan en el sector privado. El comercio, la hostelería, los cuidados a las personas con dependencia y las empresas de telemarketing son también sectores altamente feminizados.

sin cuidados

Más de un millar de mujeres trabajan en León en la ayuda a domicilio contratada por los principales ayuntamientos y la Diputación provincial, aparte de algunos servicios privados. Son las trabajadoras que atienden a la población más vulnerable: ancianos y ancianas que precisan algún tipo de cuidado para sobrellevar la vida.

Más del 90% de la plantilla que cubre estos servicios son mujeres. Más de 16.000 personas están en el sistema de atención a la dependencia. Cerca de cinco mil son beneficiarias de la ayuda a domicilio, lo que quiere decir que cada empleada de este servicio da soporte de cuidados a una media de cinco personas dependientes.

Más de 5.000 leoneses y leonesas son atendidas en sus casas por familiares, el 85% son mujeres. Si hoy flas mujeres que cuidan a estas personas se quedan sentadas en una silla o se marchan a la calle sin idear alguna fórmula de atención. Marisa tiene a su madre y a su tía. Está atada a sus horarios y necesidades. Los fines de semana se turna con sus hermanas. Es el único que respiro que tiene, ahora precisamente que está jubilada.

SIN JUICIOS

Los juzgados también se paralizarían, o al menos una buena parte de su actividad, sin mujeres. El 60% de la magistratura en León son mujeres juezas. La justicia está en sus manos, empezando por el juzgado de violencia de género, que recibe a diario una media de cuatro casos. Se pararían los juicios, que no la violencia que en el último informe del Observatorio del Consejo General del Poder Judicial pone en evidencia el repunte de las agresiones machistas. En León, más de 500 mujeres están ‘vivas’ en el sistema de VioGen, con diferentes medidas de protección en función del riesgo que presentan.

El cese de la violencia de género forma parte de las reivindicaciones de la plataforma feminista que ha alentado la convocatoria de una huelga de 24 horas, que para los sindicatos mayoritarios se ha sustanciado en paros de dos horas y para otras centrales como CGT y Organización de Mujeres de Stes han permitido que se pueda hacer huelga la jornada completa.

Sin tapas

Pero, «¿Qué queréis las mujeres?», le espetaron a Ruth González, la dueña del bar Galeón en el barrio de La Palomera. Sobre todo algunos de los clientes de más edad han llegado a hacerle sentir que «las mujeres tenemos poca importancia» y que estaban en el derecho de hacerle advertencias: «Si cierras atente a las consecuencias».

El año pasado ya echó la trapa del bar para acudir a la concentración de Botines y este año secundará el paro de dos horas, cerrando de 11 a 13.00 horas. «No voy a hacer tapas porque es justo la hora en que estoy más tiempo en la cocina, antes de los vinos», explica. La clientela se conformará con el embutido, que, por otro lado, en el Galeón tiene muy buena fama.

sin escuela

En los colegios tendrían muy difícil garantizar los servicios mínimos establecidos por ley si todas las mujeres pudieran hacer huelga. Es otro de los sectores feminizados, con una presencia preponderante de mujeres que va desde el 60% hasta el 95%, en el caso de la educación infantil. Es uno de los sectores con más ocupación de mujeres.

Una de las hijas de Ruth irá al colegio, pero otra no. La hija de Inés se quedará con ella y con su madre. «La llevaré a la manifestación y a la concentración porque quiero que vea este movimiento y lo que significa luchar por un mundo más justo», explica la panadera de Bernardo del Carpio.

sin sanidad

La sanidad también se quedaría coja, herida, sin mujeres. Sobre todo entre el personal de auxiliares y enfermería, que sostienen centros de salud y hospitales con sus cuidados y misiones profesionales. Antes de que cualquier médico pase la consulta en las plantas, ya ha pasado el personal de limpieza, las auxiliares con la ropa limpia y los desayunos y la enfermería con termómetros y controles. Además, cada vez son más las mujeres especialistas y en muchos centros son mayoría en las consultas de medicina familiar. Y después de un día tan caótico, al día siguiente los despachos estarían sucios. Porque al final del día también se limpia.