Más de 30 radares móviles en Semana Santa
Los aparatos, casi indetectables, estarán. en puntos negros y carreteras convencionales.
a. torices | madrid
Después de un año de anuncios y retrasos, los temidos radares móviles de la Dirección General de Tráfico (DGT) ya están aquí. Los primeros se comenzaron a utilizar a finales de febrero, pero la instalación masiva llegará en unos días, con el comienzo de la operación especial de Semana Santa. Durante este primer gran periodo vacional del año, en el que no se esperan menos de 14 millones de desplazamientos de vehículos, las patrullas de las Guardia Civil trasladarán de unos puntos a otros de las vías de todo el país más de 30 de los nuevos radares móviles, según confirmó el propio director general de la DGT, que se añadirán, por supuesto, a los aparatos de control de velocidad fijos, que también han aumentado, y a las sanciones por velocidad excesiva que se impondrán desde los helicópteros.
El departamento que dirige Gregorio Serrano ha adquirido 60 aparatos móviles. La mayor parte ya han pasado las verificaciones oficiales de metrología, por lo que cuentan con un certificado de correcto funcionamiento, y han sido repartidos por las agrupaciones de tráfico de la Guardia Civil, que los trasladarán de un punto a otro, con suma facilidad, adosados a sus motocicletas. El grueso de los aparatos entrará en funcionamiento en la operación Semana Santa -con seguridad más de la mitad, según Serrano-y el resto del lote estará operativo y en las carreteras para finales de abril próximo o principios de mayo, «como tarde». El Ministerio de Interior tiene previsto adquirir más aparatos de este tipo en un futuro cercano, según avanzó el director general, que ayer participó en la presentación de Cifal Madrid, el primer centro internacional de formación en seguridad vial impulsado por la ONU y gestionado por el Race.
Serrano explicó que estos controles de velocidad móviles se instalarán de forma preferente en los puntos negros de la red, en las vías con mayor índice de siniestralidad, de manera especial en las carreteras convencionales -de doble sentido-, que son las que acumulan el 75% de los accidentes mortales.
Los nuevos radares son prácticamente indetectables. Funcionan con una tecnología láser que los hace invisibles e inmunes a los detectores e inhibidores que llevan instalados de forma ilegal algunos automóviles, son muy difíciles de ver por los ocupantes del vehículo y se colocan en cualquier lugar.