La revancha de la infanta Cristina contra Manos Limpias
La infanta Cristina se tomó su particular revancha ayer en el Tribunal Supremo contra Manos Limpias, el pseudosindicato que le llevó al banquillo en solitario y que ahora vive sus horas más bajas con sus principales responsables encausados por los intentos de chantajes, entre otros, a la propia hermana de Felipe VI.
La defensa de Cristina de Borbón, que fue absuelta de las acusaciones de cooperadora necesaria de los delitos fiscales de su marido pero que fue condenada a pagar una multa de 265.088 euros por ser partícipe a título lucrativo de esos ilícitos, puso toda la carne en el asador en el Supremo para conseguir que condenen a pagar las costas a Manos Limpias que le impuso la Audiencia de Palma y que supondría el estrangulamiento económico definitivo del colectivo. La acusación popular, sostuvo el abogado Pau Molins, actúo con «patente de corso» con el único fin de hacer daño a la infanta. «Esa actitud de procesal solo buscaba lesionar dignidad y procurarle un daño mediático», apuntó el letrado, insistiendo en que Manos Limpias pidió una «condena absolutamente desproporcionada de ocho años de prisión, una pena inédita» para la colaboración necesaria en dos delitos de fraude fiscal. «Los propósitos de Manos Limpias tienen que ver con intereses espúreos y alejeados de la justicia. Se promocionaban mediáticamente o, visto lo visto, buscaban lucrarse pidiendo dinero a los acusados».