Los antisistema vuelven a marcar el ritmo del «mambo» en Cataluña

«Ahora empieza el mambo», comentaba Anna Gabriel en un vídeo electoral de la CUP para la última campaña. Y en efecto, la formación anticapitalista, aunque con menos capacidad de presión que en la pasada legislatura, sigue siendo la dueña del ritmo de la política catalana, como se pudo comprobar ayer al tirar por el desagüe la investidura de Jordi Turull. Antes ya había hecho sudar a Artur Mas y Carles Puigdemont, a los que forzó a dar pasos indeseados por ellos.

La CUP, independentista, anticapitalista y asamblearia, entró en el Parlamento de Cataluña con diez diputados tras las elecciones del 27 de septiembre de 2015. Como ahora, su decena de escaños fueron vitales para que Junts pel Sí, la alianza de Convergència y Esquerra, tuviera mayoría absoluta. Pero los antisistema dijeron ‘no’ y el 9 de noviembre de aquel año Artur Mas se estrelló en su investidura. Las promesas soberanistas y las buenas palabras no les ablandaron. Querían que Mas se fuera. En las semanas siguientes el líder convergente protagonizó una de «las bajadas de pantalones», en palabras de miembros de su partido, más rotundas que se recuerdan y ofreció todo a la CUP. Los ‘cupaires’ se lo pensaron y trasladaron la decisión a sus bases. Mas cedió el testigo a Carles Puigdemont.

Los anticapitalistas apoyaron la investidura del hasta entonces alcalde de Gerona. En junio de 2016 tumbaron los Presupuestos de la Generalitat. Puigdemont logró sus diez votos para superar la moción. El precio fue referéndum el 1 de octubre y declaración unilateral de independencia. Ahora han descarrilado la investidura de Turull.