Los ‘indepes’ recurren a dirigentes jóvenes para relevar a los fugados
Los republicanos Torrent, Aragonés y Sabrià, y los neoconvergentes Artadi, Torra y Solsona se perfilan como. los nuevos referentes para los nacionalistas ante el encarcelamiento de la gran mayoría de los ‘presidenciables’.
cristian reino | barcelona
Ninguno de los líderes que encabezó el proceso soberanista en la pasada legislatura, y que culminó con la declaración de independencia, se mantiene en primera línea. De un plumazo, el independentismo ha perdido a toda una generación de políticos, que ahora están encarcelados, procesados o huidos al extranjero. A marchas forzadas, las formaciones secesionistas encaran el relevo generacional, casi sin tiempo de rodaje. Esquerra ha perdido a sus dos primeros espadas, Oriol Junqueras (en prisión) y Marta Rovira (fugada en Suiza), y es el primero que ha empezado a renovar su dirección con políticos sin mochilas penales del pasado. Los republicanos se ha puesto en manos de dos dirigentes llamados a ser los líderes del futuro; Roger Torrent (1979) y Pere Aragonés (1982). El primero preside la Cámara catalana y es a día de hoy la máxima autoridad autonómica en Cataluña. Desde el primer día ha marcado distancias respecto a su antecesora, Carme Forcadell, y desde un planteamiento de independentista puro, Torrent se está forjando un perfil posibilista y pragmático, sin dejar de lado gestos para la galería como el plantón al Rey o discursos muy duros contra el Estado, pero colisioan con Junts per Catalunya y la CUP, que le piden una desobediencia que difícilmente cometerá. En su partido ya hay quien lo propone como posible candidato a la Generalitat para seducir a los comunes.
Aragonés, recién elegido adjunto a la Presidencia del partido, que es tanto como decir máximo líder de la formación porque Junqueras y Rovira estarán un buen tiempo fuera de juego. Aragonés se perfila como el próximo vicepresidente de la Generalitat y el hombre llamado a tender puentes con el Gobierno central. En la pasada legislatura, fue secretario general de Economía y quien acompañaba a Junqueras a las reuniones del Consejo de Política Fiscal y Financiera. Otro hombre fuerte de Esquerra es Sergi Sabrià (1975), hasta ahora portavoz del partido, y que ahora llevará las riendas del grupo parlamentario en la Cámara catalana. Sabrià es de la línea Torrent, un dirigente independentista de pura cepa, pero que ha entendido que la etapa postproceso exige otros ritmos y otra música. Gerard Gómez del Moral (1989) emerge como el ‘millennial’ de más futuro de los republicanos. Igual de complicada es la transición en el otro gran sector del independentismo, el que agrupa al PDeCAT y JxCat. Tras la marcha de Artur Mas, que renunció a la presidencia del partido nacionalista, y la detención y encarcelamiento en Alemania de Carles Puigdemont, el mando neoconvergente se ha quedado huérfano. Ahora las miradas están puestas en Elsa Artadi (1976). Era el ojito de derecho de Andreu Mas-Colell en la Consejería de Economía y ahora lo es de Puigdemont, pero fuentes de JxCat apuntan que Artadi no quiere aún dar el paso para liderar el Ejecutivo catalán. Es posible que entre al Gobierno como consejera, pero en JxCat creen que su proyección es a largo plazo. Su problema es que renegó del PDeCAT para sumarse a la candidatura de Puigdemont y sus relaciones con el partido son muy mejorables. Además, algunos sectores del independentismo no acaban de aceptarla pues se la asocia con la acomodada burguesía ‘upper Diagonal’. Del entorno del expresidente florecen también Quim Torra (1962) y Eduard Pujol (1969). El primero fue presidente de Omnium y es del sector de los irreductibles. Aunque en privado empieza a reconocer que la gran losa que tiene el independentismo se llama 47% (el apoyo social), que le impide aspirar a mayores cotas de soberanía. Pujol fue director de la emisora Rac-1, uno de los bastiones mediáticos del independentismo. De verbo fácil y contundente, los suyos reconocen que está «verde» para empresas de calado, pero es del núcleo de fieles al expresidente. De la órbita del PDeCAT despuntan tres alcaldes: el de Mollerusa, Marc Solsona (1976), el de Valls, Albert Batet (1979), y la de Girona, Marta Madrenas (1967). Los tres suenas como candidatos a la presidencia de la Generalitat. Sobre todo Solsona, que, según fuentes independentistas, no despierta tantos recelos en los sectores progresistas del secesionismo como Artadi. Está por ver asimismo cómo acaba la relación entre JxCat y el PDeCAT, si acabarán fusionándose o divorciándose. Jordi Turull y Josep Rull jugaban el papel de enlace entre ambos espacios, pero tras su ingreso en prisión ha quedado un vacío. Quien ya hace tiempo que renunció a desempeñarlo fue Marta Pascal (1983), coordinadora general del PDeCAT y enfrentada a Puigdemont, lidera el sector moderado. Pascal se irá como senadora a Madrid en una operación orquestada por el expresidente para que la dirigente no entrara en el Ejecutivo autonómico. María Senserrich (1980) coge su testigo como portavoz del partido.