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León

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christian reino | barcelona

Cuenta atrás. Queda un mes para que se agote la legislatura y Cataluña vaya a nuevas elecciones, que se celebrarían el 15 de julio. Salvo que en los treinta días que restan hasta el 22 de mayo, Junts per Catalunya y Esquerra sean capaces de investir a un nuevo presidente de la Generalitat. Fuentes consultadas de ambas formaciones se muestran partidarias de formar gobierno y de evitar elecciones, pero los comicios no están descartados. Ya lo dijo Carles Puigdemont en su última comparecencia pública, en TV-3, hace una semana: «Quieren un gobierno de rodillas, pero no se lo vamos a dar», afirmó.

La consigna en el entorno del expresidente es que «habrá gobierno» antes del 22 de mayo, aunque no a cualquier precio. Puigdemont se ha venido arriba estas últimas semanas y en su entorno se respira este clima de euforia, de haber pasado de estar casi defenestrado a sentirse muy reforzado. Según entienden en Junts per Catalunya, si hay repetición electoral, «no será un drama». El análisis que hacen los neoconvergentes no es en clave de país, ya que el 155 se prolongaría sin die en caso de nuevas elecciones, sino en clave de partido. «Si hay comicios, ganaremos», afirman con seguridad. Sus cálculos estiman una subida de la lista del expresidente a costa de ERC, incremento también de la CUP en detrimento de Esquerra y frenazo de los constitucionalistas, a partir de un descenso de la participación. La hoja de ruta de los independentistas para los próximos treinta días pasa por intentar investir a Puigdemont (sin descartar a Sànchez y Turull), a pesar de que ERC y el PDeCAT (integrada en JxCat) no están de acuerdo. La reforma de la ley de la Presidencia de la Generalitat, que JxCat quiere aprobar para permitir la elección presidencial a distancia, ya ha superado los primeros trámites parlamentarios. Su objetivo es tener la reforma lista para la primera semana de mayo y volver a forzar el desafío al Estado.