Juan, corazón de León
Nos ha dejado Juan Morano, un leonés de una pieza, que jamás se arrugaba, y al que no se le podían poner cerrojos, por el mismo motivo que es imposible poner puertas al campo. Por mantener su palabra era capaz de ir al fin del mundo.
He compartido con él hermosos recuerdos. Cuando era alcalde de León, me concedió la medalla de oro de la ciudad, y consiguió que Protagonistas realizara un programa especial desde el altar mayor de la Catedral, para colaborar con la restauración de la Pulchra Leonina y sus inestimables vidrieras. Allí Juan se emocionó cuando escuchó cantar a la hija de Montserrat Caballé, acompañada por la orquesta cubana de Matanzas.
Juan amaba la radio, era adicto a Protagonistas y brilló como tertuliano porque opinaba a su aire, sin atender a la doctrina oficial del partido. Fue un verso suelto en el PP, porque no fue esclavo de las normas sino leal a sus principios. En su libertad estaba su credibilidad y no la cambiaba por nada ni por nadie.
Después de la alcaldía, Juan fue diputado y al final lo derivaron al Senado. Siempre tuvo muy claro que entró en la política no para mantener las consignas partidistas, sino para apoyar las exigencias de los ciudadanos que lo votaron. Arrebatado, pasional, firme y sincero. Se podía equivocar, pero nunca se alquiló al mejor postor o ni tascó el freno porque así lo ordenaba el dirigente de turno.
Por amor a su tierra defendió la minería en contra de la línea oficial del gobierno, y a causa de esta diferencia tuvo que marcharse al grupo mixto, porque por encima de su partido, estaba su pueblo. Nunca corrigió su rebeldía, nunca manejó el incensario, nunca se doblegó ante el poder.
Juan Morano era así, quienes le conocían, lo saben. Y hoy le llora todo León, desde la Montaña al Páramo, desde Tierra de Campos a la Cabrera, desde la Maragatería a su querido Bierzo, pues era berciano consorte.
Rodeado de sus seres queridos, y con la memoria de tanto amor por su tierra, su catedral, su paisaje y su gente, se nos ha ido nuestro amigo Juan, compañero del alma, corazón de León.