Torra insiste en su desafío y ratifica a los consejeros encarcelados y huidos
En su estrategia el presidente de la Generalitat reitera su oferta de diálogo a Rajoy mientras encona las relaciones.
cristian reino | barcelona
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, mantiene el desafío y no está dispuesto a ceder ante la negativa del Gobierno central a que Josep Rull, Jordi Turull, Toni Comín y Lluís Puig, todos ellos en prisión o fugados, formen parte de su ejecutivo. La política de gestos que ha puesto en marcha el mandatario catalán le llevó ayer a Madrid para visitar en tres prisiones a los nueve dirigentes secesionistas encarcelados: Oriol Junqueras, Joaquim Forn, Jodi Turull, Josep Rull, Raül Romeva, Jordio Sànchez, Jordi Cuixart, Dolors Bassa y Carme Forcadell.
Tras su encuentro, Torra reafirmó su intención de que Rull y Turull estén en su Ejecutivo, lo que ahonda en el desafío al Gobierno central, que ayer publicó en el Diario Oficial de la Generalitat, bajo su control por el 155, el decreto con la nueva estructura del gabinete de Torra, pero no el decreto que nombra a sus consejeros. «Me han comunicado su predisposición y la aceptación del cargo de consejeros», afirmó Torra, después de entrevistarse con Rull y Turull, así como su voluntad de estar presentes «el miércoles en Barcelona para prometer el cargo» y tomar posesión si el juez les concede el permiso.
De su visita a las cárceles, Torra se llevó además un toque de atención de los presos de Esquerra. «República para todos, abierta y plural», le trasladó Junqueras, mientras Forcadell le afeó la falta de paridad en el ejecutivo. La visita del presidente de la Generalitat a los presos tuvo su continuación con la que efectuó hoy mismo y continuará mañana el presidente del Parlamento, Roger Torrrent.
En principio, el miércoles no podrá celebrarse la toma de posesión de los nuevos consejeros de la Generalitat ya que su nombramiento no ha salido aún publicado en el Diario Oficial y en consecuencia no existe. La composición del Gobierno, por tanto, sigue en el aire, el 155 sigue en vigor, y se ha convertido en el primer toma y daca entre la administración central y la catalana. De alguna manera, este episodio está sirviendo para calibrar las intenciones de uno y otro. De hecho, el nombramiento de Rull, Turull, Comín y Puig es simbólico, y provisional, pues en unas semanas serán suspendidos para ejercer cargos públicos por el Supremo y no podrían ejercer como consejeros. Pero el independentismo considera que ya ha cedido lo suficiente, acatando la imposibilidad de investir a Puigdemont, Sànchez y Turull, y ayer dijo basta. «No podemos avalar la arbitrariedad», afirmaron en JxCat.
Primer viaje oficial
Desde su elección, Torra ha buscado la política de gestos, tanto con el Gobierno anterior como con el mandato del 1-O. Así, al día siguiente de ser investido, Torra viajó a Berlín a rendir honores a Carles Puigdemont, «el presidente legítimo». Y hoy completó en las tres prisiones madrileñas su «primera visita oficial en nombre del Govern de Cataluña». El presidente catalán habló de «injusticia» porque entiende que los exconsejeros que pretende restituir tienen sus derechos políticos «intactos». JxCat cree que Rajoy está obligado por ley a publicar el decreto de nombramiento de los consejeros. Pero si no lo hace, «es evidente que habrá una respuesta legal», avisaron los neoconvergentes. Desde el minuto uno, el secesionismo ha acusado al Gobierno central de estar «prevaricando» si no permite la toma de posesión del nuevo Ejecutivo.
Aunque en sus primeros pasos ha insistido en la estrategia de confrontación sin señales de querer rectificar, a pesar de que esta era la voluntad de una buena parte (ERC y PDeCAT) del secesionismo tras los episodios de octubre y las elecciones del 21-D, Torra reiteró hoy su oferta de diálogo al presidente del Gobierno. Lo hizo en el discurso de investidura, en su primera comparecencia en Berlín tras ser elegido, en una carta enviada a Rajoy y lo reiteró ayer. «Que la política vuelva a la política y el diálogo vuelva al diálogo», dijo. «Señor Rajoy, señor Pedro Sánchez, nos sentamos y hablamos».