Puigdemont urge a Sánchez a presentar una oferta sobre el problema catalán
El expresidente mantiene en vigor la declaración de independencia a pesar de la división en el secesionismo.
Cristian Reino | Barcelona
El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, instó ayer a Pedro Sánchez a pasar de las palabras a los hechos y realizar una propuesta concreta para solucionar la cuestión catalana. «Tiene la oportunidad de explicar, no solo de usar un nuevo vocabulario y cambiar el clima político, que obviamente ya ha cambiado de forma positiva, sino de poner algo claro sobre la mesa para permitir una discusión política sobre el derecho de autodeterminación», afirmó.
Puigdemont, que participó en Escocia en una conferencia organizada por el foro Beyond Borders sobre el futuro de Europa, aseguró que si el Gobierno abre esa puerta el Ejecutivo catalán «participará en esa oportunidad».
«El cielo está oscuro, pero hay posibilidades reales de abrir un diálogo claro y fuerte con el Gobierno español», afirmó en la víspera de su reunión con Quim Torra, donde fijarán las líneas maestras de la estrategia para el curso político.
Puigdemont pidió ayer concreción, pero el independentismo es el primero que navega en la indefinición desde hace unos cuantos meses. El expresidente de la Generalitat, que criticó que en España homenajear a Franco sea legal y celebrar un referéndum no, insistió en apostar por la vía unilateral, cuando en cambio Esquerra y algunos sectores del PDeCAT pretenden aparcar esta senda. «Nunca suspendería la declaración unilateral de independencia del 27-O», señaló. La república simbólica sigue, por tanto, vigente para el expresidente. Pero casi un año después de que el Parlamento catalán la proclamara, los grupos secesionistas buscan una nueva fórmula, con la que poder hacer efectiva la declaración de independencia.
División evidente
Los distintos actores del soberanismo coinciden en que es «urgente» definir una nueva estrategia de confrontación con el resto de España, aunque no se ponen de acuerdo. La división se hace cada vez más evidente en el mundo independentista, que solo es capaz de cerrar filas cuando recuerda la importancia y el legado del 1-O, cuando reivindica la libertad de sus presos y cuando ataca dialécticamente al resto de España.
Pero poco más. Las relaciones entre unos y otros están más tensas que nunca y en cuanto se reúnen para tratar de debatir sobre los hechos de octubre pasado y sobre los planes de futuro se enzarzan en un cruce de acusaciones sobre quién falló en octubre, quién dio marcha atrás o quién no estuvo a la altura. Torra también busca su «moméntum», pero choca con la falta de unidad. La relación entre Esquerra y la ANC está muy tocada, la ANC carga contra los partidos y amenaza con hacer la guerra por su cuenta, el expresidente y Oriol Junqueras apenas tienen contacto, la CUP carga contra ERC y el PDeCAT por autonomistas, Omnium se acerca a ERC, JxCat aún se está recuperando del impacto que sufrió el PDeCAT tras la opa de Puigdemont y en el horizonte aparecen unas elecciones municipales, para las que hay sectores que piden listas unitarias, pero los partidos se resisten.
Mientras, Torra se ha comprometido a hacer efectiva la república. Pero no ha dado pistas. El presidente de la Generalitat arrancará el curso el próximo 4 de septiembre con una conferencia, donde fijará las líneas maestras de su mandato. Solo tres días antes del primer aniversario de la aprobación de las leyes de la ruptura y una semana antes de la manifestación secesionista de la Diada del 11-S. Está por ver si Torra detallará una hoja de ruta con fechas concretas para hacer efectiva la independencia. Por si acaso, en el independentismo ya han puesto sobre la mesa propuestas de todo tipo: un nuevo 1-O, otro 27-O, aprovechar las elecciones municipales, el juicio contra los secesionistas o el referéndum de la Constitución catalana. Octubre también llegará cargado de aniversarios: el del referéndum, el de la huelga general, el de la declaración com marcha atrás y el de la proclamación simbólica. Y culminará con la reunión en el Palau de la Generalitat entre Sánchez y Torra (sin fecha aún), el juicio y, a partir del 21 de diciembre, el presidente de la Generalitat ya estará en disposición de convocar elecciones. Este calendario otoñal requiere una fuerte movilización.