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El Gobierno estudiará la prohibición de los móviles en los colegios

Educación alerta de la adicción tecnológica de los jóvenes y ve «interesante» la ley francesa.

Dos estudiantes se distraen echando un vistazo al móvil durante una clase. MARKUS FUERER

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León

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D. Chiappe | madrid

El lunes comenzaron las clases en Francia con una novedad: la entrada en vigor de la prohibición de utilizar dispositivos móviles en la escuela primaria y secundaria hasta los 15 años. La ley, que era una de las promesas electorales de Macron y se aprobó en julio, afecta a unos 12 millones de jóvenes. De carácter obligatorio en todos los centros de enseñanza, la medida alcanza el uso de teléfonos, tabletas y relojes inteligentes e incluye la confiscación del dispositivo. «Hemos enviado un mensaje a la sociedad francesa, así como a otros países interesados», declaró el ministro de Educación francés, Jean-Michel Blanquer. Entre esos países está España, según la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá. «Una iniciativa similar es una cuestión interesante y a estudiar porque tenemos demasiados adolescentes muy adictos a la tecnología», mantuvo la ministra.

«Hay que reflexionar sobre si el tiempo escolar debe estar libre de esa adicción. Hemos encontrado opiniones fuertemente encontradas. Lo vamos a estudiar con expertos. En algunos casos el móvil ayuda, aunque no se suele llevar a los exámenes. ¡Solo faltaba! Pero si prohibirlo en los centros sirve para disminuir la adicción digital, merece la pena valorarlo». Fuentes del Ministerio de Educación confirmaron que, en efecto, se estudiará el uso de los dispositivos móviles en las aulas. Y no sólo de los móviles, también de las tabletas, que han sido incorporadas desde hace algunos años al sistema educativo de primaria en algunos centros.

En Francia, país donde el 86% de los jóvenes está conectado, la medida se aplicó al determinar que el móvil disminuye la capacidad de atención del menor, le expone a contenidos violentos o pornográficos y aumenta el sedentarismo. Los detractores creen que la ley es efectista, sin abordar el fondo del problema en la adolescencia. En España no existe ninguna regulación ni legislación en la materia y es cada unidad educativa la que decide si se utiliza o no el móvil dentro de sus instalaciones. «En principio, no seríamos partidarios de una ley estatal como la que se ha hecho en Francia», advirtió Maribel Loranca, de UGT. «Creemos que debería ser una competencia de los centros decidir cómo se utilizan los móviles».

Reacciones Las posiciones entre los educadores y las asociaciones de padres van desde el reconocimiento de los dispositivos electrónicos como herramientas útiles en la enseñanza hasta el rechazo a su uso por «entorpecer» la docencia, asegura José Luis López Belmonte, de la Confederación de Sindicatos de Trabajadores y Trabajadoras de la Enseñanza (Stes). Contrarios a su utilización está también la Confederación Española de Centros de Enseñanza (Cece). «Los móviles no aportan nada, perjudican bastante e influyen en la distracción de los alumnos», sostiene Antonio Rodríguez-Campra, presidente del Cece. «En los colegios, tanto concertados como privados, donde no se permite que haya móvil, se ha comprobado que los resultados académicos han mejorado».

El choque de opiniones, que ya calibró Celaá, abre varios frentes. «Queremos que se regule y cuanto antes mejor», dijo Pedro José Caballero, presidente de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y Padres de Alumnos (Concapa), que espera sumarse pronto al estudio anunciado por Celaá. Según Caballero, el uso de móviles está detrás de una buena parte de los casos de acoso escolar, de fracaso escolar y del bajo rendimiento de los menores en el colegio. Por el contrario, López Belmonte cree que una resolución similar a la francesa no contribuirá a evitar el acoso escolar, pues éste se puede producir también fuera del horario escolar.

Los estudiantes tienen otra óptica. «No hay un gran problema (con los móviles en el aula)», refutó Ana García, del Sindicato de Estudiantes. «Pero sí hay grandes problemas educativos por la falta de recursos, por los recortes y por las políticas clasistas del PP y que de momento no se han revertido».