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Soraya pone punto y final a la política

La exvicepresidenta reivindica en su despedida el legado de Rajoy y el aval de los afiliados en las primarias Sáenz de Santamaría abandona la vida pública después de no encontrar encaje en el nuevo PP de Pablo Casado.

Soraya Saénz de Santamaría durante un discurso en las Primarias del PP. JUAN CARLOS HIDALGO

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León

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nuria vega | madrid

Tres meses después de que Mariano Rajoy pasara a engrosar la lista de expresidentes del Gobierno sin acta de diputado ni más responsabilidad que la de registrador de la propiedad en Santa Pola, Soraya Sáenz de Santamaría siguió sus pasos. La exnúmero dos del Ejecutivo, una de las dirigentes que más poder ha concentrado en los últimos años en el país, anunció ayer que abandona la actividad política para emprender una nueva etapa de su vida, por impensable que resultara en mayo anticipar que una moción de censura propiciaría el final de un proyecto y la renovación del PP en la bancada de la oposición. Las señales de las últimas semanas, las ausencias en la vida interna del partido, eran inequívocas.

La exvicepresidenta se vio ayer con Pablo Casado en la séptima planta de la sede nacional del partido para comunicarle su marcha. «He adoptado esta decisión después de una profunda reflexión -escribió en un comunicado- y desde el convencimiento de que es lo mejor tanto para la nueva dirección del PP como para mi familia y para mí». Fue una reunión de apenas una hora. «Cordial», añadieron fuentes populares. Otra cosa habría resultado extraña. No sólo por una cuestión de modales, también porque la decisión estaba adoptada de antemano y difícilmente cabía la posibilidad de una oferta que hubiese alterado los planes de Sáenz de Santamaría. Desde el desencuentro de finales de julio, cuando la dirigente popular reclamó una representación proporcional para su equipo en el nuevo PP, la cúpula de la formación conservadora había dejado claro los puestos que barajaba para la exvicepresidenta. Casado estaba abierto a escuchar propuestas, pero en este tiempo ha insistido una y otra vez en que tenía un sillón reservado en el comité ejecutivo y que ponía a su disposición la presidencia de una comisión parlamentaria en el Congreso. Es cierto que el nombre de Sáenz de Santamaría siempre sonó como posible candidata al Ayuntamiento de Madrid. Al menos, con Rajoy al frente del partido. También es verdad que en la sede de la calle Génova nunca descartaron ninguna opción. «Se le han tendido todo tipo de alfombras para que escoja una por la que entrar», señalaron desde la cúpula la semana pasada. Pero las tensiones derivadas del proceso de primarias y la remodelación del proyecto no alentaban ese escenario. Más bien parecía imposible. Fuentes populares incluso aseguran que permitirle ser cabeza de cartel habría sido una «torpeza» de Casado. «Ella tiene tirón electoral —advierten— y él puede que tenga que asumir un resultado desfavorable en las próximas elecciones municipales y autonómicas».