Iceta mostró su desacuerdo con las cargas policiales
Superado el desconcierto de las primeras horas, en la Moncloa se instaló el desánimo. La jornada del 1 de octubre de 2017 fue una de las más duras para el Gobierno de Mariano Rajoy, que tras semanas insistiendo en que no habría urnas asistió atónito a las imágenes de muchos colegios electorales abiertos y ocupados para hacer posible cualquier tipo de votación. Válida o no. Ese fue, quizás, el gran error de cálculo del anterior Ejecutivo. «Nunca pensaron -analizan ahora fuentes conocedoras de cómo se administró la crisis- que el independentismo fuera a llegar tan lejos. Tampoco que le diera igual si se celebraba un referéndum con garantías o sin ellas». Antes incluso de las ocho de la mañana, el núcleo duro de Rajoy, incluida la entonces vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, se dispuso a seguir la jornada.
Los vídeos de los agentes policiales intentando frustrar la consulta comenzaron a circular desde primera hora en los medios de comunicación y redes sociales. A media mañana, inquieto por la situación, el primer secretario de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, telefoneó a la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Según las fuentes consultadas, estaba preocupado por la contundencia de la actuación policial y pedía cautela. Lo hizo también en público.