Vox hace suyo el discurso más duro de la extrema derecha internacional
m. sáiz-pardo | madrid
En enero de 2017, el presidente de Vox, Santiago Abascal, tuvo su ansiado bautismo internacional. Fue invitado a la cumbre ‘Libertad para Europa’ en Coblenza. La localidad alemana reunió a los que entonces eran los líderes de la ultraderecha del viejo continente, que se convirtieron en una suerte de padrinos para ese desconocido español. Las imágenes que entonces distribuyó Vox daban cuenta de que Abascal compartió durante dos días mantel y ponencias con caras reconocidas del ultraconservadurismo como Marine Le Pen, del Frente Nacional francés; Frauke Petry, de Alternativa por Alemania, y Geert Wilders, del partido holandés PVV.
La «denuncia del multiculturalismo», la «defensa de la identidad nacional frente a los intereses de Bruselas» y la salvaguarda «de los pueblos europeos frente a la masiva inmigración islámica» fueron los ejes de aquellas jornadas. Veinte meses después, mucho de lo que se habló en Coblenza ha tenido su reflejo en las ‘100 medidas para la España Viva’, el ‘programa electoral’ que Vox presentó el 7 de octubre en el palacio de Vistalegre, de Madrid, en el multitudinario acto en el que mostró su músculo.
En ese listado hay ideas casi clavadas de la ultraderecha europea (francesa, holandesa, alemana, austriaca o italiana), pero también propuestas y frases usadas por el ultraconservadurismo que ha surgido en América con Donald Trump en Estados Unidos o Jair Bolsonaro en Brasil.