El secesionismo más radical acusa a Torra de estar paralizado
Desorientado y cada uno haciendo la guerra por su cuenta. Así se encuentra el independentismo un año después de que la Cámara catalana proclamara la república, una declaración que nadie tuvo intención de hacer efectiva. Casi los únicos actos que organizó ayer el independentismo en el aniversario del 27-O, al margen del discurso de Quim Torra, fueron de reproche y presión, algo que deja un poso de división en el ambiente. Los CDR, por un lado, manifestándose en la plaza de Sant Jaume y pidiendo ejercer ya la autodeterminación. «Sin renuncias, ni sometimiento». Por otro lado, la ANC, en una protesta paralela y en varias ciudades, instando al presidente catalán a publicar en el Diario Oficial de la Generalitat la declaración de independencia para proclamar la secesión, de nuevo, y poner en marcha la república catalana.
Ese es el objetivo que se ha marcado Torra para la legislatura, aunque la realidad sea bien distinta y en una parte del independentismo empiezan a estar más que cansados de tanta retórica vacía de un líder que no acaba de consolidarse en el cargo y que no consigue deshacerse de los recelos de unos y otros sectores del independentismo con los que llegó al Palau de la Generalitat. «Seguimos instalados en los gestos simbólicos y en la declaración simbólica. Los discursos se inflaman. Pero la práctica es nula», afirma Adrià Alsina, de la ANC. «La legislatura está muerta», afirma Vidal Aragonès, diputado de la CUP.