Diario de León

LEONESAS DE AYER Y HOY | CARMEN ALBORCH

La sonrisa del feminismo

Carmen Alborch durante la inauguración del busto de Clara Campoamor. JAVIER QUINTANA

Carmen Alborch durante la inauguración del busto de Clara Campoamor. JAVIER QUINTANA

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Carmen Alborch Bataller (Castellón de Rugat, Valencia, 31 de octubre de 1947-Valencia, 24 de octubre de 2018) llegó a León de la mano de la Catedral, de Clara Campoamor y de su lealtad y compromiso con las mujeres. En 2015 realizó su última visita a Astorga, para apoyar la candidatura de su compañera socialista Victorina Alonso.

La mujer que despuntó como gestora del arte y la cultura, en su tierra, Valencia, y dio el salto a Madrid para ser ministra de Cultura en el último Gobierno de Felipe González (1993-1996) falleció el pasado 24 de octubre a causa de un cáncer.

La política de la eterna sonrisa, enmarcaba por el carmín, era la presidenta de honor de la Asociación Feminista Leonesa Clara Campoamor. En febrero de 1997 asistió a su presentación oficial en León, arropando a quien fue su primera presidenta, Teresa Gutiérrez.

Años después acudió de nuevo a la llamada de su asociación para inaugurar el busto dedicado a Clara Campoamor, la mujer que en 1931 consiguió el derecho al sufragio para las españolas. La obra de Juan Antonio Cuenca se estrenó el 1 de diciembre de 2011 en un pequeño jardín de Eras de Renueva.

La sonrisa de Carmen Alborch acompañó a este homenaje a aquella diputada que arrancó en las Cortes españolas uno de los logros más grandes y más breve para las mujeres españolas. Se cumplía el 80 aniversario de la consecución del voto femenino.

«En toda ciudad debe haber bustos de mujeres y calles dedicadas a mujeres célebres de la historia en los itinerarios de nuestra vida cotidiana», señaló la entonces senadora. Quería que la ciudadanía leonesa se preguntara quién había sido aquella mujer cuyo rostro se sostenía en un equilibrio inestable sobre la peana diseñada por el escultor. Carmen Alborch quería que la ciudadanía leonesa se preguntara quién había sido aquella mujer.

Para quien quiera saber Clara Campoamor logró aquel hito por solo cuatro votos de diferencia frente a los que dijeron no y con la oposición de su partido. Fue el fin de su vida política. Murió en el exilio en 1972, aunque sus restos descansan desde hace tiempo en San Sebastián.

Carmen Alborch aprovechó aquella visita para conocer el Musac. Había tratado de cerca a su entonces director, Agustín Pérez Rubio. Se licenció en Derecho en 1970 y se doctoró cum laude en 1973 en la Universidad de Valencia en 1979, de la que fue profesora de Derecho Mercantil y primera decana.

Su carrera política empieza como directora general de Cultura de la Generalidad Valenciana y directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (Ivam), en 1993 Felipe González la nombró ministra de Cultura. En 2007 fue candidata a la alcaldía de Valencia con Rita Barberá como competidora y ganadora de las elecciones por el PP. En 2008 es elegida senadora.

Entre 1999 y 2004 publica su trilogía Solas: gozos y sombras de una manera de vivir; Malas: rivalidad y complicidad entre mujeres (2002) y Libres: Ciudadanas del mundo. Luego vendrían otras obras como La ciudad y la vida (2009) y Los placeres de la edad (2014). Además de otras obras de ensayo sobre su especialidad docente, estos títulos son como un diario de las etapas de la vida que Carmen Alborch consiguió compartir con el mundo y con la complicidad hacia las mujeres. Dicen que su sonrisa nacía tanto de la alegría vital que llevaba consigo como de su capacidad de resiliencia en los momentos difíciles. También fue la sonrisa del feminismo: «Somos feministas, responsables, alegres y libres. Y todo esto contribuye a la dignidad de las mujeres», dijo en su último discurso, quince días antes de irse con su luz, cuando reclamó que el feminismo fuera declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

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