Torra es recibido en Tarragona con una pitada por su falta de pasos hacia la independencia
Al presidente de la Generalitat se le complica su mandato. Tiene por delante unas cuantas etapas de alta montaña como son la búsqueda de socios para aprobar sus presupuestos, rehacer la unidad del secesionismo o lograr frutos en su diálogo con Sánchez. Ayer pudo comprobar que tiene un cuarto problema, que permanecía latente, pero que irá a más: el independentismo civil, al que pidió que apriete en la calle, le tributó una sonora pitada en Deltebre (Tarragona) a donde acudió a inaugurar un centro fluvial. A las puertas del centro, varias decenas de ciudadanos, con pancartas, le silbaron y le recriminaron que no haga efectiva la república. ‘Queremos la república’, ‘menos mirar y más actuar’ o ‘basta de mentiras’ fueron algunas de las pancartas que lucían los manifestantes.
Los sectores más irreductibles del independentismo están muy molestos con la inactividad del Ejecutivo catalán, al que no le ven que dé pasos para salir del autonomismo. Torra reiteró ayer su compromiso con hacer efectiva la república, pero hasta la fecha esa promesa no ha sido más que retórica, porque se ha quedado en gestos más bien simbólicos, como el Consejo para la República o el foro de debate constituyente.
La CUP ya se ha desmarcado del Gobierno de Torra, por su falta de compromiso con la ruptura y por las últimas actuaciones de los Mossos contras manifestantes independentistas, y el próximo que podría marcar distancias con el presidente de la Generalitat puede ser la ANC.
Los frentes se le multiplican a Torra, que fía el futuro de su mandato a las sentencias del juicio del 1-O. El presidente de la Generalitat se mostró ayer desafiante en una entrevista en elnacional.cat . Aseguró que no aceptará las condenas y amenazó con movilizaciones similares a las de la huelga de país del 3 de octubre del año pasado. Asimismo, advirtió de que, si el Gobierno reacciona aplicando el artículo 155 de la Constitución, él no lo acatará.