Diario de León

Amenazas y un código del implante de pecho salpican al ‘rey del cachopo’

Román, tranquilo y descansado, se declara ante la Policía inocente de la muerte de su novia.

Raquel Contreras, dueña del restaurante de Zaragoza donde fue detenido César Román. JAVIER CEBOLLADA

Raquel Contreras, dueña del restaurante de Zaragoza donde fue detenido César Román. JAVIER CEBOLLADA

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R.C. | zaragoza

El hostelero César Román, el ‘Rey del Cachopo’, se declaró ayer inocente del asesinato de su expareja, la hondureña de 25 años Heidi Paz Bulnes. El acusado fue interrogado en dependencias de la Policía Nacional de Zaragoza, ciudad en la que fue detenido el viernes y en la que trabajaba desde hacía dos meses como cocinero en un bar con otro nombre y otra fisonomía.

Su abogado, Javier Notivoli, señaló que Román «conoce los hechos que se le imputan», entre ellos un delito de asesinato, pero mantuvo ante la Policía que «es total y absolutamente inocente» y negó tener relación con la muerte de su novia, cuyo torso descuartizado se encontró en una maleta abandonada en un solar de Madrid en agosto. En ese mismo lugar, Román tenía previsto abrir una nueva sidrería con la especialidad gastronómica asturiana.

Fuentes de la investigación señalan, no obstante, que hay pruebas incriminatorias contra el hostelero, como los mensajes telefónicos amenazantes que envió a la joven hondureña antes de su desaparición. Apuntan además que solo el acusado conocía que la chica tenía implantes mamarios, y el hecho de que fueran amputados de su pecho para hacer desaparecer el número de serie apuntan hacia el ‘Rey del Cachopo’, bien como autor material, bien como instigador del crimen.

Notivoli comentó que Román, de 44 años, está «tranquilo, no solo mental sino también físicamente». La Policía ha recogido muestras de ADN del acusado para cotejarlas con las distintas pruebas obtenidas y ayer por la tarde pasó a disposición judicial. El juez de Zaragoza decidirá si ordena su traslado a Madrid, donde está abierta la investigación por la muerte de la joven de Honduras en el Juzgado de Instrucción número 32.

Román, apodado Chiqui en el bar que trabaja en Zaragoza por su corta estatura, desapareció de la escena tras protagonizar en julio un altercado en un bar de Madrid. Llegó a ser un personaje popular con apariciones en medios de comunicación por el espectacular éxito de sus restaurantes con el cachopo. Se esfumó dejando un reguerro de deudas y después de haber vaciado sus cuentas bancarias, de las que al parecer sacó 100.000 euros. Pero su desaparición no fue la única. Con él se perdió su novia. Aunque la Policía siempre sospechó que el torso mutilado que apareció un mes después era el de Heidi Paz Bulnes. Por motivos que aún no se han aclarado, su identidad no se pudo cotejar hasta el pasado miércoles, cuando la Policía comparó su ADN con el de su madre.

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