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El viaje de Pedro Sánchez a Cuba otorga oxígeno diplomático a Miguel Díaz-Canel

Los medios oficiales dan relevancia a la visita, la primera de un líder internacional desde la renuncia de Castro.

El presidente del Gobierno, ayer, en el palacio de la Moncloa antes de partir rumbo a Cuba. JAVIER LIZÓN

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León

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paula de las heras | la habana

Pedro Sánchez aterrizó este jueves a Cuba con la intención de «normalizar» las relaciones políticas, reforzar los lazos culturales e impulsar las oportunidades de negocio de las empresas españolas en la isla. Pero el presidente Miguel Díaz-Canel, sucesor de los Castro, entiende su visita como algo más, un balón de oxígeno diplomático y quizá económico en un momento en el que la Administración Trump ha revertido buena parte de las medidas de apertura impulsadas por Barack Obama y en el que sus aliados en América Latina son menos o están debilitados.

Varios días llevan los medios oficiales del país informando de la llegada del jefe del Ejecutivo español. De hecho, no es difícil toparse por la calle con personas conocedoras del histórico viaje, el primero de un presidente español a la mayor de las Antillas desde que en 1986 Felipe González se reunió con Fidel Castro y, quizá lo más importante para el régimen comunista ahora, el primero de un mandatario internacional desde la llegada de Díaz-Canel al poder el pasado abril.

Cuando abrace el liberalismo

El diario estatal Granmma publicaba este miércoles una información en la que definía la cita como la confirmación de la «voluntad» de ambos Gobiernos de formentar el «diálogo» y los «vínculos institucionales». Cuba está inmersa en un debate sobre la reforma de su Constitución pero ni está dando pasos hacia la apertura política ni las reformas económicas pueden calificarse de algo más que tibias. Sin embargo, España entiende que hay que estar bien posicionado para el momento en el que decida dar pasos como los emprendidos por China o Vietnam, países de los que, por cierto, acaba de volver el presidente cubano, y que abrazan el liberalismo económico aunque mantienen la restricción de libertades públicas.

El caso es que el país caribeño aún no está en ese camino y ciertamente hay temor a la libertad de expresión. Basta un breve paseo por La Habana para darse cuenta de cómo pronunciar la palabra ‘disidencia’ retrae hasta a los más abiertos a hablar del viaje de Sánchez, líder de un país al que consideran «hermano». «Ah, de eso no sé», «No lo puedo comentar», «Eso no nos toca hablarlo a nosotros», son algunas de las respuestas con las que uno se puede encontrar cuando se aborda la decisión del jefe del Ejecutivo de no reunirse con la oposición, al contrario de lo que hizo Obama en su trascendental viaje de 2016.

Críticas de Pablo Casado

El líder del PP, Pablo Casado, ha recalcado que el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, visita «a un dictador» en su viaje a Cuba mientras que el dictador en España, Francisco Franco, está «muerto». Por eso, y tras subrayar que el Partido Popular condena el franquismo, ha denunciado el «cinismo» del Gobierno socialista por poner el foco en Franco, que lleva «enterrado medio siglo», y no decir «nada» de los demás dictadores.

En una entrevista en la Cadena Ser, recogida por Europa Press, Casado ha justificado la abstención de su partido en la moción que aprobó el Senado condenando el franquismo y cualquier acto de exaltación del mismo, ya que, según ha dicho, lo que se buscara era «volver a polarizar el debate». La iniciativa, que se debatió a instancias del PSOE, contó con la abstención del PP y Cs.

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