Diario de León

La disputa por el segundo puesto centra el interés de las elecciones en Andalucía

La entrada en el Parlamento autonómico de Vox es la segunda incógnita que se debe despejar este domingo .

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cecilia cuerdo | sevilla

Nadie pone en duda que el PSOE volverá a ganar las elecciones andaluzas de hoy, la incertidumbre radica en qué partido será el segundo. No es un asunto baladí porque el si el PP mantiene esa posición habrá conjurado el riesgo del ‘sorpasso’ de Ciudadanos, formación que tiene razones para pensar que tiene ese lugar al alcance de la mano. Lo mismo que Adelante Andalucía, la alianza de Podemos e Izquierda Unida. Qué formación sea la segunda puede marcar el rumbo de la legislatura.

Los 6,5 millones de andaluces que están llamados este domingo a las urnas resolverán el dilema, y también despejará la incógnita de la entrada por primera vez de la extrema derecha en el Parlamento autonómico. Vox tiene posibilidades, de acuerdo a los sondeos, de obtener entre uno y cuatro escaños. Un éxito cuya factura la pagará el PP, que alimenta con las deserciones de sus votantes al partido de Santiago Abascal. Dando por supuesta la victoria socialista, cabe la posibilidad de que sea un triunfo estéril si la suma de diputados de PP, Ciudadanos y Vox alcanza la mayoría absoluta de 55 escaños. Algo improbable a la luz de las encuestas.

Susana Díaz va a sudar de todos modos para superar la investidura porque su previsible aliado, Adelante Andalucía, es muy renuente a apoyar al PSOE. Su candidata, Teresa Rodríguez, lo ha dejado claro durante la campaña. Aunque también ha dicho que no iba a permitir que gobernaran «las derechas». La campaña empezó con el pulso bajo tras unos sondeos que apenas planteaban cambio respecto a la situación actual, con un PSOE triunfador pero a la baja y necesitado de pactos para formar gobierno. Pero el vértigo se ha impuesto en la recta final, donde los cálculos de participación y la asignación muy volátil de una pequeña horquilla de escaños han hecho saltar las alarmas ante la incertidumbre de un escenario confuso que puede complicar la investidura.

Desde el principio quedó claro que estas elecciones tendrían una lectura nacional. Pedro Sánchez necesita una victoria para reafirmar que su proyecto va en buena dirección y quitar presión sobre un posible adelanto de las generales, mientras que el popular Pablo Casado y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, han recrudecido su pugna por liderar el centroderecha. Un fracaso del PP, entendido como quedar por detrás de los liberales, plantearía al PSOE la duda de si aprovechar o no esa debilidad en las urnas.

El escenario para el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, es similar al del líder socialista, con la salvedad de que él perdió el pulso que le echaron los suyos en Andalucía para descentralizar el partido. De la importancia de esa «primera vuelta para las generales» da cuenta la intensa agenda de los líderes de PP y Ciudadanos en la campaña. . «Por momentos no sabía si me enfrentaba a Casado y Rivera», decía la socialista Susana Díaz.

Esa estrategia nacional, ha dado como resultado dos bloques. Por un lado, el de la izquierda, enfrascado en un debate autonómico. En el otro lado se encuentra el bloque de PP y Ciudadanos, que evidenciaron su disputa por la segunda posición.

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