El rey llama a asegurar «en todo momento» la convivencia dentro de la Constitución

maria eugenia alonso | madrid

Defender, cuidar y proteger «en todo momento» la convivencia y hacerlo desde el «respeto» que exige la Constitución. En su tradicional discurso navideño, Felipe VI apeló al espíritu de la transición, que sentó hace 43 años las bases de la democracia y libertad en España y definió las reglas comunes que garantizarían la convivencia futura de los españoles. «Es el mayor patrimonio que tenemos. La obra más valiosa de nuestra democracia y el mejor legado que podemos confiar a las generaciones más jóvenes», remarcó.

El jefe del Estado puso en valor la capacidad que, en aquellos años, tuvieron políticos de signo opuesto para buscar el entendimiento y el acuerdo «a pesar de estar muy distanciados por sus ideas y sentimientos» y destacó la obligación de reconocer y apreciar ese hito para no dar pasos atrás. «Quienes vivieron aquellos años saben bien -incidió- que si hay algo que los define fue el valor de trabajar juntos y unidos pensando en nuestro país y en su futuro».

Con la crisis soberanista de Cataluña como telón de fondo, el rey reivindicó la vigencia de los ideales que inspiraron la Carta Magna, que este año que termina celebra el cuarenta aniversario de su aprobación, particularmente el deseo de reconciliación, la voluntad de entendimiento y la vocación de integración. Reclamó además «el respeto a las personas, las ideas y los derechos de los demás» para impedir que renazcan «el rencor y el resentimiento que forman parte de nuestra peor historia».

Aunque dio por hecho que hoy los españoles viven en «una democracia asentada» con principios equivalentes a las del «entorno» europeo, el monarca consideró «imprescindible» asegurar la convivencia a través de la Constitución a la que no ve como «una realidad inerte, sino una realidad viva que ampara, protege y tutela» los derechos y libertades de todos los ciudadanos.

El mensaje del jefe del Estado llega días después del encuentro entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el de la Generalitat, Quim Torra, con motivo de la celebración el pasado viernes del Consejo de Ministros en Barcelona y que ha encendido las críticas del Partido Popular y Ciudadanos, así como las del independentismo dentro de sus propias filas. Aunque el monarca no hizo alusiones expresas a Cataluña, entre líneas se percibió su presencia. «Debemos hacer todo lo que esté en nuestras manos para que esos principios (de democracia y libertad) no se pierdan ni se olviden, para que las reglas que son de todos sean respetadas por todos», afirmó.

Desde que Felipe VI fuera proclamado en junio de 2014, el desafío secesionista ha condicionado todos sus discursos de Nochebuena, uno de los más personales de cuantos pronuncia al año.

Felipe VI considera que hay que sentir «orgullo» por el camino recorrido en estas cuatro décadas y alejar el «desencanto» y el «pesimismo» para poder alcanzar «consensos cívicos y sociales que aseguren el gran proyecto de modernización de España».

El rey reconoció también que a pesar de los logros de pasado, el país tiene una deuda con las nuevas generaciones.

Aunque la convivencia y los jóvenes fueron los ejes de su alocución navideña, el monarca se refirió también -de forma muy escueta- a las cuestiones que le siguen preocupando «muy seriamente». Entre ellas, la economía, la educación, la corrupción o el terrorismo. El jefe del Estado hizo también una mención especial a la lucha contra la violencia machista «de tan triste actualidad» tras el asesinato de la joven profesora Laura Luelmo.

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