Casado recurre a la inmigración irregular para erosionar al Gobierno
El presidente del PP reclama una defensa «inequívoca» de las fronteras españolas .
A. A. | madrid
La inmigración ilegal se ha convertido en una de las principales armas del PP de Pablo Casado para tratar de desgastar al Gobierno de Pedro Sánchez. Es, además, una baza que se ha demostrado que le funcionó muy bien a Vox en las pasadas elecciones andaluzas. El líder de los populares ya había denunciado el pasado mes de junio un supuesto efecto llamada derivado de la llegada a España de 600 personas rescatadas en aguas del Mediterráneo por el ‘Aquarius’. Ayer miércoles volvió a referirse a la migración en su segunda visita a Melilla en cinco meses.
Frente a los gestos del Ejecutivo, como la acogida de refugiados o el anuncio de la retirada de las concertinas, Casado reivindicó en la ciudad autónoma una defensa «inequívoca» de las fronteras españolas. Y ello incluye el absoluto respaldo a las fuerzas de seguridad, cuyos integrantes, afirmó, «se juegan la vida por la libertad y la seguridad de los que intentan llegar al territorio comunitario».
El presidente del PP se detuvo especialmente en la situación de los menores inmigrantes que llegan a España sin acompañantes, conocidos coloquialmente como ‘menas’. Hay más de 12.500 en España repartidos por el territorio de forma desigual, lo que ha desbordado los centros de acogida de Melilla o Andalucía.
Para dar respuesta a este problema, el líder conservador anunció que su grupo parlamentario presentará en el Congreso una proposición no de ley para que se aborde la situación porque «no hay una regulación y ciudades como Melilla tienen que hacer frente a su educación, alojamiento y servicios sociales». Casado también se ha referido a cómo estos menores se utilizan para apelar al reagrupamiento familiar y, para que no sean «instrumentalizados», ha justificado la necesidad de implementar una regulación. Sobre este mismo asunto, el presidente de Melilla, Juan José Imbroda, dijo que una regulación de los menas supondrá que sea la «responsabilidad nacional y no la solidaridad» la que afronte estos problemas. «Nosotros no podemos más», recalcó Imbroda.
Según concluyó Casado, el Gobierno tiene que acudir tanto a Marruecos como a Bruselas para asegurar un inmigración «regular, ordenada y vinculada al mercado de trabajo». Al país vecino le reclama un control real de los flujos migratorios y a los socios comunitarios una mayor implicación para proteger unas fronteras que lo son también de toda la Unión Europea.
Récord de llegadas
Las críticas de Casado llegan después de que la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) cerrará el balance de las llegadas irregulares a España a lo largo del año pasado. 2018 batió todos los registros al contabilizarse 63.755, de las cuales 57.250 se produjeron por mar y 6.505 por tierra, éstas últimas principalmente a través de las fronteras de Ceuta y Melilla. 2006, el año de las ‘crisis de los cayucos’ en Canarias, lideraba hasta ahora el ránking de llegadas con 39.180. En 2016 se contabilizaron 14.558 y en 2.017 fueron 29.707.
El año pasado España también se consolidó como principal vía de entrada a la Unión Europea al superar a Italia y Grecia. La llegada de la coalición formada por la Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas al Gobierno de Roma ha supuesto una drástica caída de la inmigración irregular en el país transalpino, que en 2018 recibió a 23.206 personas por las 119.369 de 2017. Según los datos del organismo internacional, 2.242 migrantes perdieron la vida ahogados en el Mediterráneo, 769 de ellas cuando trataban de alcanzar las costas españolas.