Diario de León

La dimisión de Espinar sume a Podemos en el caos

Estrecho colaborador de Iglesias abandona la primera línea.

Los barones territoriales de Podemos posan durante la reunión extraordinaria en Toledo. ISMAEL HERRERO

Los barones territoriales de Podemos posan durante la reunión extraordinaria en Toledo. ISMAEL HERRERO

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ANDER AZPIROZ | MADRID

La crisis interna de Podemos parece no tener fin, hasta el punto de a que día de hoy la dirección del partido parece absolutamente sobrepasada. Ramón Espinar, diputado en la Asamblea de Madrid, portavoz en el Senado, secretario general regional y estrecho colaborador de Pablo Iglesias, anunció este viernes que abandona la multitud de cargos que ostentaba en el partido. El exdirigente de la formación morada lo hizo una semana después de la espantada de Iñigo Errejón en la Comunidad de Madrid.

Espinar lo anunció a través de una carta publicada en Twitter. «No se dan las condiciones para llevar el proyecto de Podemos en Madrid hacia donde creo que debe dirigirse», señala en la misiva. Y añade que «en estas circunstancias, dejar paso es la decisión más responsable y que, creo en conciencia, debo tomar». A diferencia de Errejón, avisó a Iglesias de su decisión con horas de antelación. Pero la excelente relación entre el secretario general y el dirigente dimitido no evitó que éste último diese un paso que deja descabezada la organización podemista en Madrid.

La noticia llegó en medio de una situación crítica para el partido morado. Espinar, con el que Errejón mantiene una tensa relación, renunció a sus cargos a cuatro meses de las elecciones autonómicas y con Podemos sin candidato en la Comunidad de Madrid. Se va también en un momento en el que existen fuertes presiones internas y de los socios electorales para que se alcance un acuerdo con el exnúmero dos del partido para concurrir juntos a los comicios y no fragmentar a la izquierda, lo que podría entregar la región a una coalición de derecha. Las opiniones sobre los motivos que han llevado dimitir a un dirigente tan cercano al líder de Podemos varías según a quién se pregunte en la formación. Y van desde el hartazgo por una batalla interna que Espinar se ha visto incapaz de apaciguar a su oposición a que el partido compita con un candidato propio a su ‘íntimo adversario’ Errejón.

La primera reacción de la dirección de Podemos fue convocar para el 2 de febrero un Consejo Ciudadano Estatal, el máximo órgano de gobierno interno tras las Asambleas Ciudadanas. No se ha informado si al encuentro acudirá Pablo Iglesias, de baja por paternidad desde finales de diciembre. En cualquier caso, el cónclave se presenta crucial para el partido de Podemos.

Irene Montero y Pablo Echenique han lamentado los días pasados que en los medios de comunicación se hable de las peleas internas del partido en lugar de «las cosas de comer», como se refieren los dirigentes podemistas a las políticas sociales. Pero la realidad es tozuda y en el caso de Podemos lo relevante es el proceso de descomposición por el que atraviesa la tercera fuerza política a nivel nacional.

DE POLÉMICA EN POLÉMICA

Entre los primeros en reaccionar a la dimisión de Espinar estuvo Juan Carlos Monedero. Se expresó, como es habitual en él, sin pelos en la lengua y a la ofensiva. El cofundador de Podemos dio las gracias al exportavoz en el Senado por su labor en dentro del partido. Por contra, culpó de la situación interna del partido al excandidato a la Comunidad de Madrid. «No sé si le compensará a Iñigo Errejón que en el momento en que deberíamos estar defendiendo a los trabajadores y trabajadoras haya roto tanta alegría. Ningún interés personal debería primar», escribió Monedero en las redes sociales.

Espinar (Madrid, 1986) llegó a Podemos de la mano de Iglesias, con el que colaboraba en sus programas de televisión. Primero asumió la portavocía en el Senado y después sustituyó a Luis Alegre como líder del partido en Madrid, tras una dura pugna con la ‘errejonista’ Rita Maestre. Su trayectoria política no ha estado exenta de polémicas. Poco después de defender desde la tribuna del Senado un boicot a Coca Cola por la situación de los trabajadores de su fábrica en Fuenlabrada, fue fotografiado con dos refrescos de esta marca en el comedor del Senado. Su mayor escándalo fue, sin embargo, la venta de un piso de protección oficial que no había llegado a habitar.

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