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La idea del «relator» para el diálogo en Cataluña causa un incendio en el PSOE

Los barones ven en la creación de esa figura una mala maniobra de Sánchez para intentar salvar los Presupuestos.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pasa por sus momentos más tensos. SEBASTIÁN MARISCAL

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León

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paula de las heras | madrid

Nunca, desde que ganó las primarias del PSOE contra Susana Díaz, una decisión de Pedro Sánchez había generado tanta controversia interna. Uno a uno los barones que el próximo 26 de mayo se examinan en las urnas salieron ayer a expresar su desconcierto, cuando no su malestar, con la idea de que vaya a haber un «relator», «facilitador» o «coordinador» externo en las conversaciones de la mesa de partidos que el Gobierno y la Generalitat acordaron poner en marcha en Cataluña. Entienden que es una cesión al secesionismo que sólo busca el apoyo a los Presupuestos Generales del Estado en la votación clave de la semana próxima. Un movimiento cortoplacista del que temen acabar siendo víctimas.

La vicepresidenta, Carmen Calvo, se afanó ayer en defender que el asunto no se circunscribe a la negociación de las cuentas. También aseguró que el Gobierno no está pensando en ningún caso en «mediador internacional» como el que lleva tiempo demandando el independentismo y como el que reclamó Quim Torra en la (hasta este martes, secreta) carta de 21 puntos que el pasado 20 de diciembre entregó al presidente del Gobierno en su encuentro en Pedralbes. E insistió en que esa figura no estará presente en las reuniones bilaterales Generalitat-Estado sino que será alguien, aún por elegir, que «ayudará» a los partidos a ordenar el debate para tratar de encontrar «algún acuerdo».

«Poca precisión»

Las explicaciones de la número dos del Ejecutivo, fueron sin embargo tan farragosas y, en algunos casos, contradictorias tanto con su propio discurso como con el de la portavoz de la Generalitat, Elsa Artadi, que no ayudaron a calmar los ánimos. «Yo le pido al Gobierno que se mantenga en la defensa de la Constitución pero también en la forma», dijo ya a primera hora el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page. «Muchas palabras -se pronunció en la Sexta su antecesor en el cargo, José María Barreda- y poca precisión conceptual. Yo creo que no vale todo, no merece la pena resistir a toda costa».

Lo llamativo es que esta vez no son sólo los críticos habituales los que se llevan las manos a la cabeza. Que el aragonés Javier Lambán diga cosas como que «por un presupuesto no se puede ceder al chantaje de los independentistas» entra dentro del guión. Que el líder de los socialistas castellano-leoneses, Luis Tudanca, un ‘sanchista’ de pro, admita que el Ejecutivo se ha explicado «mal, muy mal» y se sume a la demanda de García-Page para que se convoque un Comité Territorial para hablar del asunto, no tanto. Incluso el siempre contemporizador presidente extremeño, Guillermo Fernandez Vara, dejó entrever su inquietud en Twitter. «Las cosas que son difíciles de explicar son aún más difíciles de entender. Sobre todo si no se escucha. Y en España, por desgracia -añadió dando una de cal y una de arena- hace años que se dejó de conjugar el verbo escuchar».

En la propia ejecutiva del PSOE son muchos los que, de manera privada, admiten no comprender el por qué de una maniobra que supondrá demasiado coste político a tres meses y medio de los comicios europeos, municipales y autonómicos y que probablemente, dicen, no traerá ninguna ganancia. Los ‘antisanchistas’ responden: «Esto es lo que siempre dijimos los ‘traidores’: a Pedro el partido le importa un comino, solo le interesa permanecer».

De momento, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no ha dado muestras de pretender rebajar tensiones. Fuentes de la dirección socialista advierten de que no hay la mínima intención de llamar a los barones a un comité. «Ninguna», añaden tajantes.