Sánchez impone su ley en las listas del PSOE y Díaz «toma nota»
El Comité Federal aprueba las candidaturas andaluzas de las que desaparecen los ‘susanistas’ .
r. gorriarán | madrid
No fue tan plácido como algunos deseaban pero la sangre tampoco llegó al río. Pedro Sánchez impuso sus criterios en las listas electorales del PSOE sin grandes traumas en el Comité Federal celebrado ayer. El único escollo relevante eran las aspiraciones de Susana Díaz para colocar a sus peones en las candidaturas pero sus pretensiones fueron laminadas por la comisión federal de listas que encabeza José Luis Ábalos, secretario de Organización y ‘alter ego’ del secretario general. Sánchez cuenta ahora con un equipo electoral a su absoluta medida.
«Podemos trabajar con bisturí o meter la motosierra», decía esta semana un miembro del comité de listas en referencia a las discrepancias surgidas con el PSOE andaluz. El desacuerdo, pese a las intensas negociaciones, se mantuvo hasta el final y los ‘susanistas’ casi desaparecieron de las candidaturas andaluzas. Una solución ante la que no hubo resistencia y que se aprobó por unanimidad en el Comité Federal. El único gesto de rebeldía de la delegación andaluza, controlada por Díaz, fue no levantar la mano en la votación y presentar un voto particular al dictamen de la comisión de listas. Ni siquiera hubo intervenciones para responder al discurso de Sánchez.
La expresidenta de Andalucía se lo veía venir y ya la víspera dijo que vería «lógico» que Sánchez cuente «con personas de su equipo» en las listas. Es, vino a decir, lo que ella haría en su situación. De hecho, Díaz actuó así en la confección de las candidaturas para las autonómicas de diciembre pasado, en las que los ‘sanchistas’ quedaron relegados al olvido. De todos modos, ayer, tras la derrota, no podía irse en silencio y advirtió: «Tomo nota». A lo que Ábalos replicó: «Todos tomamos nota de todo».
En el Comité Federal no hubo batalla, una paz que dio pie para que el secretario de Organización proclamara tras la reunión que no quedaron «heridas» ni hubo «pulso» ni tampoco «división». Este, añadió Ábalos, «era el momento de la dirección federal del partido» ante las elecciones generales y tenía que diseñar unas listas con la mente puesta en el grupo parlamentario que quiere tener Sánchez después del 28 de abril. El resultado es que el líder socialista cuenta con unas candidaturas a diputados y senadores formadas por ministros, miembros de la dirección del partido y dirigentes que le acompañaron en la travesía del desierto tras su dimisión y le apoyaron en las primarias contra Susana Díaz.
Sin entrar en muchos nombres propios, la pugna más enconada se centró en el número dos por Sevilla, descontado que la ministra María Jesús Montero será la número uno. Susana Díaz peleó para que ese puesto fuera para uno de sus más estrechos colaboradores, Antonio Pradas. Pero Sánchez no ha olvidado que la mano derecha de la expresidenta fue el mensajero que en septiembre de 2016 llevó a la sede de la calle Ferraz de Madrid las firmas con las dimisiones de 17 miembros de su anterior ejecutiva para provocar su renuncia. Ni número dos al Congreso ni en la lista del Senado. En su lugar estará Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, el gran rival de Díaz en Andalucía. La expresidenta también quiso colocar a una mujer de confianza en la lista sevillana, y tampoco. Entró Francisco Salazar, director de Estudios y Análisis en la Moncloa.
Otra batalla que ni llegó a escaramuza fue la mantenida con el presidente de Aragón, Javier Lambán, que por razones familiares no acudió al Comité Federal. Pretendía que las listas de Zaragoza y Teruel fueran de su autoría, pero tuvo que asumir casi sin rechistar los nombres propuestos por Ferraz. Entre ellos el del alto comisionado para la lucha contra la pobreza infantil, Pau Marí-Klose, como número dos en la candidatura zaragozana. Solo el PSOE de León logró que su número uno en la lista, respaldado al cien por cien por la militancia de esa provincia, no fuera del completo agrado de Ferraz.
Sánchez -que no ha bajado a la arena de la negociación, tarea que dejó para Ábalos, la vicesecretaria general, Adriana Lastra, y al secretario de Coordinación Territorial, Santos Cerdán- apenas se refirió a las candidaturas en su discurso ante el Comité Federal. Se limitó a decir que estaban «llenas de energía, ilusión y esperanza», pero sabe que contará con un grupo parlamentario socialista, sea para gobernar sea para hacer oposición, fiel como una guardia pretoriana.