El testigo no se aminaló ante las amenazas de los abogados
Si el tribunal aceptaba escucharle, él estaba dispuesto a contarlo todo con pelos y señales: la distribución y contratación de la publicidad del 1-O a través de Unipost; la confección del registro de catalanes en el exterior; cómo Junqueras y Jordi Turull desviaron 3,4 millones de euros del fondo de contingencia para el referéndum; que el misterio de la identidad del ya famoso ‘Toni’ que encargó la publicidad no era tal, ya que se trataba del secretario de Difusión de la Generalitat, Antonio Mollons; como Diplocat disfrazó de «visitantes internacionales» a los «observadores» del 1-0. K47019K, que debía declarar media hora, al final depuso durante dos horas y cuarenta minutos, incluida la pausa para comer. Aquello se alargó, sobre todo, porque las defensas trataron de torear a un morlaco que no se amansó tras las banderillas, incluidas las amenazas de los abogados de acusarle de falso testimonio. Es más, el cabo se vino arriba cargado de buenos modales, naturalidad, muchísimos datos y ni un solo renuncio. «Mire, mire», «no, ya le explico yo», «en realidad no es así, letrado». El agente sin galones se estaba gustando, y mucho, en su visita al Supremo. Cada vez estaba más cómodo. Casi divertido.
Solo a mitad de la tarde las defensas se dieron cuenta de que lo mejor para sus clientes era sacar a aquel testigo del estrado cuanto antes. Ni un renuncio a pesar de las continuas trampas de la decena de abogados que trataron sin éxito de acorralarle. Solo a cuando a K47019K le sacaron de la sala (por él seguro que hubiera seguido) los abogados respiraron aliviados.