De la urna a la terraza a tomar unos vinos al sol

Jornada electoral al sol después de una semana de intenso frío, con lo que las buenas temperaturas animaron ayer a los leoneses a encajar su participación en las elecciones en sus planes de ocio. Después de votar por la mañana, apostaron por aprovechar el buen tiempo del domingo y lanzarse a las terrazas a tomar unos vinos. Sol, sí, pero también participación «en las elecciones más inciertas», como algunos comentaban a la salida de los colegios electorales antes de sentarse bajo la sombrilla más próxima. Los votantes fueron un goteo continuo acercándose a las urnas, aunque la mayoría de los leoneses decidió ejercer su derecho al mediodía o ya, poco antes de la hora del vermú. Por contra, estaban los que madrugaron para hacer sus planes y decidieron regresar antes del cierre de la jornada.

Puntualmente, a las 9.00 horas, estaban constituida las 801 mesas electorales de la provincia de León. El subdelegado del Gobierno, Faustino Sánchez Samartino, matizó que, sin embargo, aunque en la localidad berciana de Sobrado todos los integrantes habían acudido a sus puestos, un problema en la comunicación de los datos había retrasado diez minutos su formación oficial. El principal problema lo tuvieron los electores, porque como consecuencia de la Ley de Protección de Datos, los tradicionales listados en los que se concretaba la mesa a la que debía acudir cada uno han desaparecido por breves páginas en las que figuran dónde debe se debe votar en función de la calle de residencia. Esto provocó grandes retrasos en el colegio del antiguo consistorio de San Marcelo, donde la gente iba pasando por diferentes colas hasta encontrar la correcta, lo que aumentaba a su vez las esperas para los electores, entre ellos, una mujer de 90 años.

Una de las colas más largas se produjo en el instituto García Bellido, donde hubo quien esperó a votar más de una hora por un problema en la lectura de los censos. Una vez solucionado, el mayor incidente llegó cuando una mujer de origen árabe intento votar y aunque portaba la tarjeta del censo, sus datos no eran correctos porque en el listado aparecía con su apellido de soltera mientras que en el DNI figuraba con el de su marido. Tras hacer una comprobación de todos los datos, la mujer pudo ejercer su derecho.

En la sede de Hacienda, bajo la mirada de la ‘presidenta’ de mesa, la pequeña Paula de 4 años —quien acompañó un rato a su tía Bubi en el control de los votantes—, un hombre intentó hacer su voto presencial a pesar de que lo había solicitado por correo. «Señor, no puede hacerlo», le explicaron desde la mesa aunque él insistía en que, al final, no había enviado la papeleta. «Cuando tenga 18 años ya podré votar yo», dijo Paula mientras jugaba con las reglas para marcar los votantes en los listados. Justo en frente, en la Delegación de Trabajo, había gente esperando para ir a votar antes de que se constituyese el colegio y en una de sus dos mesas aún no había llegado la hora del comer y ya había votado la mitad de los electores, entre ellos, las pequeñas María y Elena, que a pesar del reglamento, votaron dos veces cada una: introduciendo los sobres de su madre y los de su abuelo.

José Luis deseó «buen día» a los integrantes de la mesa de Juan del Enzina, fiel a la urna, «y a mi partido», en todas las convocatorias. En esta sede, una mujer que acudió a votar recién operada de la cadera tuvo que ser atendida por todos los que se encontraban en el instituto después de sufrir un mareo, aunque finalmente pudo votar. Un votante de esta mesa también quiso comprobar si su padre, que había fallecido continuaba en el censo electoral. Con su carné en la mano, comprobó que aún figuraba como elector.

En León para estas elecciones se han repartido 3,7 millones de papeletas para el Congreso, 420.000 para el Senado y 831.000 sobres. El coste total de esta jornada roza los 760.000 euros. Una convocatoria a las urnas que estuvo marcada por el constante goteo de electores en todas las sedes con el consiguiente aumento de la participación, ante la atenta mirada de los 5.500 personas volcadas con la organización, de los que 2.403 estaban eran los integrantes de las mesas y 1.547 miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad.

Sánchez Samartino explicó que este año se solicitaron seis kits para votar en braille —tres en León ciudad, uno en La Bañeza, otro en Ponferrada y otro en Fresno de la Vega— y un vocal de la mesa de San Esteban de Valdueza solicitó un intérprete de lenguaje de signos. En San Andrés del Rabanedo, hubo quien solicitó impugnar la votación por un error en la numeración de Vox en la papeleta, a pesar de que la Junta Electoral Central la había dado por buena, aunque este incidente provocó una pequeña trifulca. Otro dato curioso de la jornada de ayer fue que en Villarrodrigo de las Regueras se estrenó como sede electoral el centro de día, una obra que lleva años terminada pero sin uso.

En La Robla, en el colegio Emilia Menéndez fue la segunda suplente de un vocal la que tuvo que encargase del recuento, ante la ausencia del titular y el primer suplente y en este mismo colegio hubo un pequeño incidente con un carné caducado, aunque finalmente el elector pudo votar. En Sahagún, el porcentaje de voto a las 14.30 horas ya estaba cercano al 40% y la Guardia Civil concretó que la jornada había transcurrido sin incidencias. En Cistierna, Feve tuvo que pagar el viaje en taxi a una usuaria que iba a votar tras una avería en el tren en el que viajaba.

En Astorga, en el colegio González Álvarez, se repitió la tradición de tener que bajar la urna a la planta baja para que los votantes con reducida movilidad pudieran ejercer su derecho al voto y en Santa Colomba, la presidenta de la mesa tuvo un accidente de tráfico, aunque finalmente pudo ejercer su cargo y en La Bañeza, una persona introdujo en el mismo sobre las papeletas del Senado y del Congreso, pero la mesa acordó tenerlo en cuenta.

Información elaborada por : Acacio Díaz, M.J. Muñiz, Manuel Félix, J.A. Barrio Planillo, A. Rodríguez, J.M. Campos y A. Calvo