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Rivera rechaza las presiones de la banca y la Ceoe para que pacte con Sánchez

El líder de los liberales tiende la mano al PSOE para llegar a acuerdos en cuestiones de Estado.

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. EMILIO NARANJO

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León

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m. e. alonso | madrid

Albert Rivera se revuelve contra las presiones de los sectores económicos y empresariales para que explore un posible acuerdo de gobierno con Pedro Sánchez. Una alianza que Ciudadanos y el PSOE ni desean, ni se plantean en estos momentos. «Quienes votaron el domingo han sido los españoles, no la Ceoe ni los bancos», aseveró el líder de los liberales.

Aunque Sánchez ha decidido esconder sus cartas hasta después de las elecciones del 26 de mayo, Rivera no tiene duda de que Unidas Podemos será su socio prioritario. Una posibilidad que ha hecho sonar las alarmas en el mundo financiero y las organizaciones empresariales, que presionan desde el domingo a Ciudadanos para que levante su cordón sanitario y posibilite un Ejecutivo «moderado y estable». El acuerdo entre ambas formaciones, que suman 180 diputados (cuatro por encima de la mayoría absoluta), evitaría la tentación de Sánchez de mirar a Podemos y al independentismo para garantizar la gobernabilidad.

Pero el partido naranja se mantiene firme en su compromiso. Nada más anunciarse el adelanto electoral, la dirección de Ciudadanos descartó cualquier posibilidad de pacto con el PSOE, acuerdo que ya ensayaron ambas formaciones tras las elecciones de 2015. Un veto que ha marcado el relato de los liberales toda la campaña y que en Ciudadanos consideran que ha sido «avalado por las urnas».

En una entrevista en Telecinco, Rivera recordó que su compromiso con los electores antes de empezar la contienda era el de intentar formar una mayoría alternativa a la de Sánchez y que, tras el fracaso de esta operación -pese a incrementar sus escaños en un 80%-, no puede hacer lo contrario. «En campaña he dicho, y vamos a cumplir, que si no podemos gobernar iremos a la oposición», remachó.

La formación liberal trata ahora de empujar a Sánchez hacia los brazos de Podemos y el independentismo, convencidos de que a la larga el desgaste de tener estos socios en el Ejecutivo acabará pasando factura a los socialistas. Insisten en que el pacto entre Sánchez e Iglesias «ya está cerrado» pero no lo quieren desvelar antes de las autonómicas y municipales. «Es legítimo -remarcó Rivera-, pero no me gusta».

Aunque obvia las presiones y desecha un Gobierno con Sánchez, Rivera dejó la puerta abierta a llegar a acuerdos puntuales con el PSOE en el ámbito autonómico y municipal. Según argumentó, su planteamiento es desarrollar una oposición distinta a la del PP en la próxima legislatura. Prueba de ello, es que Rivera está dispuesto a tender la mano a Sánchez en asuntos de Estado «en los que estemos mínimamente de acuerdo», como es la lucha antiterrorista, la política internacional, o el cambio climático. Cuestiones en las que se compromete «a jugar con España y no con Ciudadanos».