Un ‘ingeniero’ para la victoria de Sánchez
En primavera de 2016, en una entrevista con Pablo Iglesias en el programa ‘La tuerka’, Iván Redondo afirmó que «un buen ‘spin doctor’ se tira por un barranco por su presidente». Es decir, le cubre siempre las espaldas. A Redondo no le ha hecho falta. Nació en San Sebastián hace 38 años un 14 de abril. Es director de gabinete de Pedro Sánchez y su estratega principal, el ‘ingeniero’ del coche rojo, el viejo pero poderoso Ferrari, como una vez comparó al PSOE, que competía y ganaba las carreras de Fórmula 1. En su momento le animó a librar la batalla interna en el socialismo español para recuperar el liderazgo, le convenció para presentar la moción de censura, fue determinante en la convocatoria de elecciones el 28 de abril y ha forjado junto al ‘núcleo duro’ de la dirección del PSOE el relato de la polarización con el trío «de derechas» de la plaza de Colón que ha permitido a Sánchez ganar las elecciones con 123 escaños. Este equipo comenzó a preparar la estrategia en enero, ante la posibilidad de que el presidente del Gobierno tomara una decisión si se materializaba el bloqueo a los Presupuestos. El marco narrativo basado en la ecuación ‘avance-retroceso’ ha colocado al PSOE en el centro del tablero y ha activado el miedo sociológico a la extrema derecha. Redondo y su equipo han jugado bien sus cartas y, por ahora, ganan la partida en el ajedrez de la política.
El pasado domingo Redondo era testigo de que algo se movía en la demoscopia. En un barrio de Madrid, con mayoría del centro-derecha, una señora se le acercó y le dijo que, aunque era votante del PP, esta vez iba a apoyar a Sánchez. «Vamos bien», decía a sus colaboradores, «con esta participación nos vamos a más de 120 diputados. Y creo que las derechas no van a sumar». Él estaba convencido de que hay una España que prefiere el diálogo al insulto, y que ese país moderno era el resorte sociológico necesario para llevar a Sánchez a una victoria electoral sin depender del independentismo catalán. Una España progresista a la que le asusta volver al pasado y le daba pánico la hipótesis de una alianza con Vox, sostenía ante el Comité Electoral del PSOE.
El domingo, antes del cierre de los colegios a las ocho de la tarde, Redondo llamaba por teléfono a Sánchez: «Presidente, enhorabuena, ganamos claramente», le dice, ya con las encuestas en la mano. Estaba persuadido de que de los siete millones de indecisos que calculaba, un porcentaje relevante acabaría dando el triunfo al candidato socialista. Condensa dos mensajes como la esencia de su filosofía de trabajo: «El 80% de los votos lo produce el 20% de los mensajes» y «no es lo mismo ganar el gobierno que ganar el poder».