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IBÁN GARCÍA DEL BLANCO CANDIDATO A LAS ELECCIONES EUROPEAS

«La UE ha sido a veces la pagana de las decisiones negativas de los gobiernos»

La papeleta azul claro que acompaña a las municipales y autonómicas da espacio a las elecciones europeas. Como número seis de la lista del PSOE, Ibán García del Blanco aspira a ser eurodiputado. La transición justa, la PAC, el desarrollo de Torneros o los fondos contra la despoblación se deciden en los despachos de Bruselas. .

l. de la mata

Publicado por
León

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álvaro caballero | león

Fue delegado de estudiantes, concejal de León, diputado provincial, senador, presidente de Acción Cultural Española y ahora, Ibán García del Blanco (León, 1977) aspira a convertirse en eurodiputado, como ya lo hiciera su compañero de partido José Álvarez de Paz en 1986.

—¿Cómo dio el salto?

—Me hizo una oferta la dirección del partido para engrosar la lista y siempre me había apetecido probar la posibilidad de ir a Europa. Además soy europeísta. Por lo tanto, lo acepté encantado.

—¿Le hubiera gustado más ser diputado nacional?

—Me hubiera gustado y es algo que no descarto en un futuro, pero no más que ser eurodiputado. En cuanto se dio esta posibilidad tengo que decir que me pareció la mejor de las posibilidades y casi un sueño conseguido. Ahora quedan las votaciones, pero voy al lugar al que más ilusión me hacía pertenecer.

—¿Qué puede aportar?

—Precisamente que tengo experiencia en las instituciones españolas, desde lo más básico, que son las entidades locales, hasta el Parlamento. Pero hay una segunda vertiente importe: provengo de una provincia que está en una situación de recesión económica y de grandes dificultades, que tiene además necesidades muy particulares que se alejan de los grandes centros económicos e industriales de Europa, que entra dentro de lo que se ha venido llamando ahora la España vaciada. Por lo tanto, quiero aportar de alguna forma esa experiencia. Desde la vertiente más sectorial hay muchas decisiones que todavía tendrán que tomarse a escala europea que tienen que ver con la protección de las industrias culturales, con la creación, con la transformación digital y productiva de la propia Europa; debates en los que me apetece estar.

—¿Cómo le explica al votante de León que las decisiones le afectan en su vida diaria?

—Sin ir más lejos, con alguna cifra. En el tránsito de 2014 a 2020 se planteó que nuestra comunidad autónoma recibiera, sólo directamente de los fondos Feader, más de 2.000 millones que se invierten en infraestructuras, en actividades; millones y millones de euros de la garantía juvenil; sólo de la PAC, durante este tránsito, más de 6.000 millones de euros... Es decir, hay políticas muy importantes que están soportadas por fondos europeos. Pero creo que hay que incluso hay que trascender un poco más. Si nosotros presentamos una oferta electoral diferenciada de otras formas de ver Europa es porque creemos que tiene que ser un continente solidario y que tiene que ayudar a aquellos territorios que tienen más necesidad. En eso, una provincia como la nuestra se juega muchas cosas. Hay un montón de cosas que le afectarán a un leonés y dependerán de qué políticas se tomen. Luego, hay una vertiente social que le afecta igual a un lituano y tiene que ver con cómo pensamos que debe ser un espacio compartido que trascienda a una Europa sólo de mercado. Va a afectar en función de cómo sean de sólidos nuestro estado de bienestar y nuestras sociedades democráticas.

—¿La transición justa y la despoblación tienen la solución más en la UE que en España?

—Hay una parte muy importante en la que la solución o el problema están más en Europa. Depende de la decisión que se tome, de si entra en la agenda principal europea. De esto devendrá si tenemos fondos adicionales suficientes y una apuesta para que sea sustancial y para que sirvan las inversiones. Hace no tanto, en diciembre, en la directiva sobre transición energética, los socialistas conseguimos incluir como punto a tener en cuenta las políticas que se desarrollen desde la comisión y la transición económica justa para estas comarcas.

—¿Qué debe aprender de los Miner la transición justa?

—Ha habido muchos proyectos fallidos, mucho dinero tirado, desviado hacia donde no debía. Esto necesariamente tiene que servir como un aprendizaje para saber por dónde tenemos que tirar y priorizar. Espero que la cantidad de recursos que se ponga en movimiento sea suficiente y que no cometamos los mismos errores. Espero que hayamos aprendido, las instituciones inversoras pero también los agentes que estamos en el territorio.

—¿Se ha aprendido también la lección de la PAC que incentivó abandonos de cupos, como los de la leche, para que ahora haya que importar estos productos?

—Sí. En Europa no se ha tenido suficiente conciencia probablemente de lo que tiene que ver con la autosuficiencia alimentaria. En la próxima PAC hay que primar dos cuestiones: una instrumental, que siga siendo un elemento de consenso entre los grandes partidos; y otra, que se tengan en cuenta circunstancias especiales que afectan a territorios como el nuestro, por ejemplo todo lo que tiene que ver con la ganadería de alta montaña y la ganadería más intensiva. Nos tenemos que aplicar para que la PAC no sea una herramienta en favor de los rentistas sino para aquellos que se quedan en las zonas rurales a producir, que asientan población.

—¿Cómo puede ayudar a la plataforma de Torneros?

—Hay que felicitarse de que el Gobierno de Sánchez haya conseguido que León esté en el eje Atlántico porque es una condición sine qua non . Ahora se trata de ponernos a perfeccionar lo que queremos que sea de una manera prioritaria en las políticas de inversión. Un proyecto como Torneros, que ha estado en el dique seco estos 7 años, puede reactivarse porque es una de las grandes palancas de proyección económica para León.

—¿El centro de ciberseguridad de la UE es una opción para el Incibe?

—Hay que ir de la mano del Gobierno, que acierta reforzando el Incibe y dotándolo cada vez de mayor importancia. Yo lo que puedo comprometer es pelear esa posibilidad. Creo que tenemos las condiciones para poder ser sede.

—¿La solución es más Europa y menos nación?

—Creo que sí. Europa nació como un gran proyecto dibujado probablemente por un puñado de intelectuales que en un determinado momento habían aprendido las consecuencias de todas las grandes conflagraciones mundiales de principios del siglo XX. Ahora toca hacer cómplices a los ciudadanos europeos de este gran proyecto. Esto sólo se puede hacer de una manera: construyendo el pilar social de Europa, la parte que tiene que ver con las buenas noticias. Con esto quiero decir que Europa en muchas ocasiones ha sido el pagano de las decisiones negativas que han ido tomando los gobiernos en un determinado momento, como las restricciones que no se querían asumir en primera persona. De alguna manera, creo que ya nos hemos olvidado de los fondos estructurales que llovían por miles de millones cuando ingresamos. En este momento se trata de construir mucho más Europa, que la respuesta ante los grandes retos, ante esas inseguridades de la población a nivel mundial, no sea otra vez meternos en el capullo de seda, volver a la tribu, a la frontera nacional, sino construir un gran espacio de solidaridad con valores compartidos que nos permitan competir en un mundo muy globalizado. Ahora hay gigantes como China o como India, que tienen más de 1.000 millones de personas, como Estado Unidos o como esa África que va a tener más de 2.5000 millones de personas en los próximos años. Yo creo que, incluso intuitivamente, se entiende muy bien que un país tienen bien poco que hacer por sí solo en ese gran contexto mundial. O nos unimos o probablemente perdamos todo aquello que sí tenemos.

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