Casado niega que el giro al centro haya sido lo que funcionó
nuria vega | madrid
Habría que remontarse a 1991 para encontrar al PP en el entorno de los cinco millones de votos en unas elecciones municipales. Sin embargo, pese a haber cosechado uno de sus peores resultados de la serie histórica, la posibilidad de retener y ganar a través de pactos gobiernos autonómicos y ayuntamientos sirvió a Pablo Casado para poner a salvo su liderazgo al frente del partido. Ninguno de los barones que ayer asistió al Comité Ejecutivo Nacional cuestionó la continuidad del presidente. Pero sí quisieron atribuir la mejora en 700.000 papeletas respecto a las generales del 28 de abril al viraje al centro que ellos mismos reivindicaron tras el desplome de hace tres semanas.
Más que trazar un diagnóstico, los líderes territoriales del PP parecieron interesados en marcar la senda a seguir, la de la centralidad que abogan por no perder ahora que Casado ha superado la noche del 26-M y se ha reafirmado con los éxitos en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid.
El pulso entre los territorios, que abogan por el centro como brújula, y el líder de los populares, que rechaza haber escorado su discurso a la derecha, no parece que pueda resolverse en lo inmediato.