Colau exige ser alcaldesa con ERC y PSC pero Maragall avisa de que lo será gracias a Valls
cristian reino | barcelona
En dos semanas, el panorama de la investidura ha dado un vuelco de 180 grados en Barcelona. Si Ada Colau compareció la noche electoral entre lágrimas asumiendo la derrota, a una semana para la constitución del Ayuntamiento tiene casi todas las papeletas para continuar en el cargo.
El independentismo, de hecho, ya daba ayer casi por seguro que el próximo alcalde no será secesionista y seguirá la líder de Barcelona en Comú. «Estamos ante una operación de Estado para que la alcaldesa sea Colau», lamentó Quim Torra. «El pacto de la casta está más cerca que nunca», señalaron en ERC. El derrotismo se instaló en las filas independentistas tras el último movimiento de la alcaldesa en funciones. Hasta la fecha, los comunes se habían limitado a proponer un pacto a Esquerra y el PSC para formar un tripartito.
El jueves, Colau dio un paso adelante, se postuló como candidata a la reelección y ayer reiteró su oferta a socialistas y republicanos, pero dejando claro que la jefa del gobierno municipal sería ella. El argumento de los comunes, que quedaron por detrás de ERC en los comicios (empatados a diez concejales), es que solo Colau puede ejercer de puente entre republicanos y socialistas.
Para Esquerra, la oferta del tripartito, que rechazan tanto republicanos como socialistas, no es más que un engaño de Colau, una oferta «imposible», para postularse como alcaldesa sin tener que admitir que está dispuesta a aceptar los votos de Manuel Valls. La exactivista antidesahucios necesita 21 votos en el pleno del 15 de junio. La suma de los comunes y el PSC da 18. Los tres que le faltarían, siempre que fructifique el pacto con los socialistas, los podría recibir del exprimer ministro francés. La plataforma de Valls obtuvo seis concejales. Tres están bajo su control y los otros tres son de Cs, que se niega a apoyar a la alcaldesa.