Podemos, del asalto a los cielos a vagar por los infiernos tres años después
Las generales de 2016 dieron paso al declive electoral que se agudizó con las guerras internas.
ander azpiroz | madrid
«No comparto que la responsabilidad de la caída sea de los territorios, ya que llevamos tiempo en un carro de resultados negativos en los procesos electorales». Esta fue la respuesta con la que Óscar Urralburu, líder de Podemos en la Región de Murcia, mostró su disconformidad con el discurso que pronunció Pablo Iglesias en el Consejo Ciudadano, en el que responsabilizó a los barones autonómicos del descalabro del 26-M.
Ese carro electoral al que aludió Urralburu echó a rodar en las generales de junio de 2016. Iglesias llegó a la repetición electoral avalado por los 5,1 millones de votos obtenidos en diciembre de 2015. No solo eso, también con una alianza bajo el brazo con la nueva IU de Alberto Garzón. El optimismo corría a raudales en Podemos. Su candidato tenía el plan perfectamente calculado, o eso creía. El millón de votos extra que le aportaría la coalición con IU le permitiría dar el ‘sorpasso’ al PSOE, que en los anteriores comicios le había superado por tan solo 340.000 papeletas. Pero Podemos e IU se dejaron por el camino uno de esos seis millones de sufragios que habían logrado por separado seis meses antes. Y, peor aún, ni siquiera superaron al peor PSOE de la historia.
La decepción de 2016 dejó tras de sí un partido desilusionado. En noviembre de ese año, Íñigo Errejón anunció que daría «la batalla por las ideas» en Vistalegre 2. Fue un choque de trenes que terminó con la derrota del número dos y la marginación de sus colaboradores en los cargos del partido. Para la dirección nacional, el gran pecado de Podemos ha sido airear sus constantes pugnas.
La compra en mayo de 2018 de un chalet valorado en 600.000 euros por parte de Iglesias e Irene Montero significó otro punto de inflexión en Podemos. Fue una decisión muy controvertida.
La idea es comenzar la reconstrucción del Podemos desde el Gobierno, y se reclamará entrar en él hasta las últimas consecuencias.