Sánchez relanza el Gobierno de coalición pero sin incluir a Iglesias
El líder del PSOE justifica su veto en que necesita un vicepresidente que «defienda la democracia».
paula de las heras | madrid
No todo está perdido, o eso quiso hacer ver ayer Pedro Sánchez. Tres días después de haber dado por rotas las negociaciones con Pablo Iglesias, el presidente del Gobierno en funciones volvió a poner encima de la mesa su última oferta a Unidas Podemos para intentar salvar la investidura y aseguró que todavía está dispuesto a dar cabida en su Consejo de Ministros a personas «cualificadas» de la formación izquierdista. Lo estará, dijo, hasta el último día de votación, el próximo jueves 25, pero no más allá.
En el PSOE siguen siendo pesimistas sobre las posibilidades de un acuerdo, después de la dureza con la que Iglesias descalificó esa opción planteada el jueves pasado de una manera poco ortodoxa. Aunque Sánchez asegura que se la trasladó formalmente al secretario general de Podemos en su última conversación telefónica, éste sostiene que sólo ha tenido noticia del planteamiento por los medios; lo que no fue óbice para que la desdeñara calificándola de «idiotez». Sin embargo, creen que al menos ahora nadie podrá decir que ellos no lo han intentado hasta el final.
Hasta el momento, no todos los socialistas tenían clara su ventaja en la tan traída y llevada «batalla por el relato», fundamental para lograr que el adversario altere su posición o, en su defecto, para presentarse ante el electorado en caso de que no quede más remedio que volver a las urnas el 10 de noviembre. Ayer, en cambio, se sintieron reforzados tanto con ese nuevo movimiento de su líder, en una entrevista en La Sexta, como con la decisión de poner encima de la mesa una revisión del documento programático aprobado en la ejecutiva hace diez días como base de la negociación.
Es probable, en todo caso, que ni siquiera haya ocasión para que los dos eventuales socios se sienten a discutir contenidos porque en la misma entrevista Sánchez también se esforzó por justificar el porqué de su negativa a que Iglesias forme parte de su Consejo de Ministros. Y las razones esgrimidas sentaron a cuerno quemado en Podemos. «Necesito un vicepresidente que defienda la democracia española», alegó tajante.