Cae una banda familiar por trata de mujeres
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Texto Cae banda familiar por trata de mujeres para cuidar a personas dependientes
Madrid, 7 ago (EFE).- La Guardia Civil ha detenido en Madrid, Huesca y La Rioja a siete miembros de una misma familia que formaban una banda dedicada a la trata de seres humanos para el cuidado de personas dependientes, con el que esclavizaron a 50 mujeres desde 2016 y obtuvieron beneficios económicos de más de 750.000 euros.
Entre los detenidos, en entre 19 y 41 años, se encuentran cuatro mujeres, dos de ellas hermanas, y tres hombres, pertenecientes a un mismo clan familiar de origen nicaragüense, informó ayer la Dirección General de la Guardia Civil.
Tenían sus bases de operaciones establecidas en Logroño y Alfaro (La Rioja) y en Huesca.
El Cuerpo identificó a 50 mujeres que han sido víctimas de esta organización, que las traía a España y las mantenía en régimen de «esclavitud» dedicadas al cuidado de personas de avanzada edad, enfermas o con algún tipo de dependencia.
Para captar víctimas, principalmente mujeres jóvenes, sin estudios, con hijos a cargo y en riesgo de exclusión laboral, los arrestados utilizaban a sus familiares directos residentes en Nicaragua, que les prometían un trabajo digno y bien remunerado en España.
Cuando las mujeres aceptaban, se les proporcionaba el billete de avión y 1.000 euros en efectivo para justificar la estancia inicial en España, con visado de turista limitado a 90 días.
Una vez en el país contactaban con un miembro de la organización que les trasladaba a las viviendas situadas en Logroño, Alfaro (La Rioja) y Huesca, donde se les retiraba el pasaporte y el dinero entregado y se les advertía de que habían contraído una deuda de 6.000 euros que debían pagar a corto plazo.
La jefa de la banda ponía anuncios en internet con la identidad de las víctimas buscando trabajo como cuidadoras y las controlaban mediante constantes amenazas y advertencias de las consecuencias a las que se enfrentarían sus familiares en Nicaragua si les denunciaban.
Al final del mes los empleadores pagaban directamente a las víctimas «en negro» y éstas entregaban a la organización el 85% de esa ganancia, quedándose con el resto para poder subsistir en España.
Cuando las mujeres descansaban o se quedaban sin trabajo, el grupo las alojaba en sus viviendas y les cobraba por todos los servicios; en caso de no poder pagarlos, les prestaban dinero a un 20% de interés, lo que incrementaba su deuda.
Los productos de primera necesidad, que el grupo recibía de diferentes organizaciones de ayuda humanitaria, eran vendidos a las víctimas a precios «abusivos», por lo que llegaron a pagar entre 20 y 30 euros por un comprimido de paracetamol.