Pedro Sánchez ignora las urgencias de Podemos y aplaza la llamada a Iglesias
ander azpiroz
Pedro Sánchez marca los tiempos para retomar las negociaciones con Unidas Podemos. Y parece que no tiene prisas, pese a que el reloj corre hacia el 23 de septiembre, fecha en la que se convocarán unas nuevas elecciones generales, que serían las cuartas en apenas cuatro años, si no hay Gobierno.
El presidente del Ejecutivo emplaza a Pablo Iglesias para retomar el contacto «a finales de agosto o primeros de septiembre». Será entonces cuando los líderes de PSOE y Podemos retomen una relación que ha quedado muy dañada tras la investidura fallida y el posterior cruce de acusaciones y reproches que continúa a día de hoy. Desde el 25 de julio, fecha de la segunda votación, los contactos entre ambas formaciones han sido nulos.
Sánchez, que ayer terminó su primera ronda de reuniones con colectivos sociales, anunció que, además de con la formación morada, el PSOE hablará con PNV, PRC y las fuerzas independentistas catalanas. A los cuatro les presentará un programa progresista y abierto que se elaborará a lo largo de los próximos días con el objetivo de pactar una nueva investidura. «No es tanto hablar de continente como hablar del contenido», explicó el jefe del Ejecutivo. Es decir, que a diferencia de lo ocurrido en julio, se negociará, si lo aceptan sus interlocutores, de políticas y no de sillones. Es precisamente el programa donde menos obstáculos se dan para cerrar un acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos.
Todo apunta a que las conversaciones con Esquerra y Junts per Catalunya correrán a cargo de la número dos de los socialistas, Adriana Lastra. Es lo que ya ocurrió en los días previos a la primera investidura. Sánchez insiste en que no quiere depender del soberanismo catalán para gobernar, pero el PSOE justifica que la negativa de PP y Ciudadanos a abstenerse le obliga a buscar estos apoyos, que en el caso de los republicanos resultan indispensables para sacar adelante una nueva investidura.
En lo que respecta al PNV, será el propio jefe del Ejecutivo el que acuda a Bilbao para reunirse con el presidente de la formación nacionalista, Andoni Ortuzar. La cita está fijada desde hace días para este 19 de agosto.
Al postergar su llamada a Iglesias, que se encuentra de baja de paternidad desde el viernes, Sánchez agota buena parte del plazo para negociar la formación de un gobierno. Es justo lo que no quería Podemos, que desde finales de julio espera una llamada que ya saben no les llegará hasta finales de mes. Sobre la mesa permanece el mismo obstáculo que dio al traste con el primer intento de formar Gobierno. Mientras que el presidente en funciones acudirá al encuentro con una oferta programática bajo el brazo, los morados insisten en una coalición en la que asuman competencias en proporción a su número de escaños. Pero la entrada en el Ejecutivo de ministros podemistas ya no es una opción, mantienen los socialistas.
La ministra portavoz, Isabel Celaá, trató ayer de tender puentes con Unidas Podemos. Llamó a recuperar la confianza, la misma de la que tanto Sánchez como Iglesias han reconocido que carecen. «Tanto insistía Iglesias en que no confiaba en el PSOE, que somos nosotros quienes hemos acabado desconfiando de él», afirmó el líder socialista el miércoles en Marivent. No será sencillo recuperar la sintonía que ambos dirigentes exhibieron tras la moción de censura, más aún con unos cruces de declaraciones altisonantes que se han convertido en el pan de cada día.
La diputada de Unidas Podemos Yolanda Díaz, cuyo nombre sonó como una de las posibles ministras de la coalición izquierdista, censuró ayer que el líder socialista insista en apurar los plazos, algo que, consideró, hace de forma intencionada para obligar a negociar «a última hora y con presión».
En cualquier caso, Díaz advirtió en una entrevista en Onda Cero que la estrategia de ofrecer un acuerdo programático para formar un gobierno a la portuguesa -un Ejecutivo monocolor con apoyos parlamentarios de la izquierda- no dará resultado. La exigencia de la coalición sigue ahí y Unidas Podemos no tiene miedo a una repetición electoral, zanjó.
«Oído cocina»
Además de a sus potenciales socios, Sánchez volverá a llamar a Pablo Casado. No lo hará con Albert Rivera. A diferencia del líder popular, el presidente de Ciudadanos ha rehusado reunirse con el líder socialista cuando ha sido convocado, una posición que mantendrá, según confirmó ayer José Manuel Villegas. «Oído cocina», dijo el presidente antes de poner en duda la forma de entender la democracia de Rivera por no querer reunirse con otro líder político que, además, es el más votado.