El pleno del ‘Open Arms’ demuestra que el PSOE piensa ya en elecciones
ramón gorriarán | madrid
El pleno del Congreso sobre la crisis del Open Armas acabó de convencer a Pedro Sánchez y a los socialistas de que gobernar con Unidas Podemos no es posible y que incluso será difícil llegar a un pacto de mínimos que garantice la estabilidad de la legislatura. El PSOE esperaba algún guiño colaborativo por parte de los morados y se encontró con un partido que competía con PP y Ciudadanos en las críticas a la vicepresidenta Carmen Calvo y su gestión de la crisis. «No son ustedes de fiar», dijo el socialista Rafael Simancas en el pleno del pasado jueves, y la frase corría ayer como la pólvora entre diputados y dirigentes del PSOE, incluso entre los más voluntaristas defensores del entendimiento con Pablo Iglesias. En la Moncloa, donde habían llegado a esa conclusión tras el fracaso de las negociaciones de la investidura en julio e incluso antes, hicieron la misma lectura.
La intervención de la portavoz morada, Noelia Vera, escoció en los escaños del PSOE. No así las de PP, Ciudadanos y Vox porque las esperaban. Sobre todo las referencias a Calvo como «Calvini», analogía que emplean los miembros de Unidas Podemos en las redes sociales. «En política se aguantan muchas cosas, pero lo de parecerme a Salvini. Ha llegado muy lejos», reprochó la vicepresidenta a la diputada. Pero fue el tono en general lo que encrespó a los socialistas, y lo que les dio la pauta del grado de animadversión hacia ellos que se ha instalado entre los morados.
En Unidas Podemos hicieron el análisis inverso y endosaron «el tono duro» a los socialistas porque, según la diputada Yolanda Díaz, tienen decidido ir a una repetición de las elecciones en noviembre y necesitan preparar el terreno para la ruptura. Su actitud en el Congreso, añadió la portavoz de Galicia en Común, es «la evidencia» de que ya están en campaña. Lo mismo dijo nada más acabar la bronca sesión parlamentaria del jueves el secretario de Acción de Gobierno de Podemos, Pablo Echenique. «La conclusión es triste pero difícil de negar: Pedro Sánchez ha decidido no negociar e ir a elecciones», escribió en su cuenta de Twitter.
Sinceridad del ministro
El ministro y secretario de Organización del PSOE alimentó esa impresión al declararse partidario de dejarse de disimulos y zarandajas. «Quiero una campaña electoral, claro que sí», afirmó José Luis Abalos en un arrebato de sinceridad tras acompañar a Sánchez a una reunión con representantes de las universidades y de grupos vecinales. «Un partido siempre está en campaña», añadió. Aunque desde su entorno corrieron a matizar que el ministro se refería a las bondades democráticas de las convocatorias electorales y no al estancamiento de las negociaciones con Podemos. También la portavoz gubernamental corrigió a su compañero y aseguró que Pedro Sánchez «trabaja para una configuración del Gobierno en septiembre». Isabel Celaá señaló tras la reunión del Consejo de Ministros que la hipótesis electoral, igual que el gobierno de coalición con los de Iglesias, no está sobre la mesa. La portavoz, muy en su papel institucional, confió en que la oferta de acuerdo programático con 300 medidas que Sánchez presentará el martes un acto en la madrileña estación de Chamartín sea convincente para Unidas Podemos. Aunque la ministra reconoció que la relación está «minada por la desconfianza», espera que «la bondad» del proyecto socialista, que recoge «buena parte» del programa de Unidas Podemos, dé un impulso a unas conversaciones que ni han comenzado ni lo harán hasta después del 9 de septiembre.