Torra acata la orden de la Junta Electoral y retira lazos y pancartas
cristian reino | barcelona
Quim Torra alienta la desobediencia, pero en esta ocasión no la ha practicado. La Junta Electoral le dio un ultimátum que expiraba a las tres de la tarde de ayer. Tenía que retirar toda la simbología soberanista de los edificios de la administración catalana. En periodo electoral, los organismos públicos no pueden exhibir mensajes partidistas que puedan interferir en su neutralidad institucional, según la doctrina de la Junta Electoral.
En principio, y a la espera del informe que emita la Delegación del Gobierno en Cataluña, la Generalitat acató la orden y las referencias independentistas desaparecieron de las fachadas de todos los inmuebles del Ejecutivo autonómico. Muchas de las Consejerías ni siquiera apuraron el plazo, como Interior o Economía, que retiraron toda la cartelería de víspera. Torra, de nuevo, estaba en la tesitura de acatar o desobedecer, la misma a la que se enfrentará en la respuesta que dará a la sentencia del Supremo contra los líderes del procés. Hace una semana, el presidente de la Generalitat apuró al máximo el ultimátum del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya para que quitara la pancarta a favor de la libertad de los presos con el lazo amarillo que había colgado de la fachada del Palau de la Generalitat. Torra afirmó que llegaría hasta las últimas consecuencias en la defensa de la libertad de expresión, pero acabó cumpliendo, después de que el tribunal ordenara a los Mossos la retirada inmediata.