Sánchez acelerará los plazos tras el 10-N para que haya Gobierno en diciembre
PAULA DE LA HERAS | MADRID
Las encuestas no sonríen al PSOE pero su ventaja respecto a su inmediato competidor, el PP, sigue siendo lo suficientemente amplia como para dar por sentado que volverá a ser el único partido con posibilidades de formar Gobierno tras el 10 de noviembre. Y a esa baza se aferrará Pedro Sánchez para apelar al voto útil.
El jefe del Ejecutivo en funciones aseguró ayer que tiene un «plan antibloqueo» para poder ser investido ya en el mes de diciembre y que su intención es presentar el techo de gasto en enero, para ir agilizando la tramitación de los Presupuestos para 2020. El domingo, según dijo, dará los detalles.
La idea del secretario general del PSOE es que los diputados ni siquiera puedan disfrutar de sus vacaciones a finales de diciembre y que el Congreso habilite el primer mes del año —en el que, conforme al reglamento, no hay periodo de sesiones— para empezar trabajar.
La constitución de las Cortes está prevista para el 3 de diciembre y a partir de ahí la vida parlamentaria podría activarse, aunque los ritmos tras una convocatoria electoral en la que no hay mayoría absoluta suelen ser otros, más lentos. Tras las últimas generales, la actual presidenta del Congreso, Meritxell Batet, fue acusada por la oposición, de hecho, de ralentizar las cosas para adaptarlas al interés de su partido.
En esta ocasión, el líder de los socialistas es consciente del hartazgo de los votantes y, en una entrevista en Telecinco, quiso lanzarles un guiño.
A estas alturas, en el PSOE ya asumen que sus resultados no mejorarán sustancialmente respecto a los del 28 de abril y que si suben moderadamente en escaños no será porque hayan sumado más votos que entonces sino porque la caída de Ciudadanos y de Podemos le beneficiará en el reparto, gracias a un sistema electoral en el que la barrera real para conseguir un diputado supera en muchas circunscripciones el 10% del voto.
Aun así, Sánchez da por sentado que esta vez nadie se puede permitir el bloqueo porque los españoles no consentirían unas terceras elecciones (algo a lo que, sin embargo, él sí estuvo dispuesto a ir en 2016). Y cree que eso jugará a su favor.
Su idea sigue siendo, básicamente, la misma que hace cinco meses: un Gobierno en solitario con el apoyo externo de Podemos, y ahora de Más País, y la abstención del PP y Ciudadanos.
Ni contempla una gran coalición con el partido de Casado, algo que tildó de «trampantojo», ni por el momento ve margen para un nuevo ‘acuerdo del abrazo’ como el que suscribió en 2016 con Albert Rivera, «ciencia ficción», dijo.
En cuanto a la coalición con Podemos, Sánchez aseguró que nunca se ha negado a «compartir» el Gobierno pero dejó claro que su sueño es emular al portugués António Costa y conseguir que se le deje gobernar en minoría para alcanzar acuerdos a izquierda y derecha. Con la izquierda sobre política social, con la derecha sobre «asuntos de Estado».
Lo que vende, en todo caso, es continuidad. Con una salvedad: ahora dice no querer saber nada de los independentistas que le ayudaron a llegar a la Moncloa con la moción de censura contra Mariano Rajoy y, de hecho, los suyos aseguran que, si se lanzó a la repetición electoral, fue porque pensó firmemente que tras volver a pasar por las urnas saldría reforzado y el voto de ERC o el PDeCAT ya no sería necesario ni por acción ni por omisión.
UNA SEGUNDA OPORTUNIDAD
Sánchez pide una segunda oportunidad para poder hacer lo que, con 84 diputados, no se le permitió, entre otras cosas, aprobar unos Presupuestos.
Según adelantó, su intención es seguir contando prácticamente con todo su actual Consejo de Ministros. Expresamente, citó los nombres de la ministra de Economía, Nadia Calviño, a la que considera un puntal para ganar credibilidad en un contexto de «enfriamiento» económico; la de Hacienda, María Jesús Montero; la de Defensa, Margarita Robles; el de Ciencia, Pedro Duque, y el del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
«Creo que hemos hecho un Gobierno abierto con muchos perfiles independientes -argumentó- y que están respondiendo bien».
El líder del PSOE está decidido a jugarlo todo a la carta de la seriedad y la estabilidad para conquistar a lo que su jefe de gabinete, Iván Redondo, califica de «mayoría cautelosa».
Hasta ahora, en su partido admiten que la estrategia no está dando grandes resultados, pero llaman a esperar a la sentencia del ‘procés’ prevista para el próximo lunes. Creen que marcará uno de los hitos de la campaña a partir del cual pueden generarse dinámicas nuevas.