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Las columnas bloquean Barcelona pero no logran batir los récords de movilización de las 'diadas'

El independentismo saca a la calle a medio millón de personas contra la sentencia

Miles de personas participan en la manifestación en contra de la sentencia del 'procés', hoy viernes, el día en el que Cataluña vive su cuarta huelga general en menos de dos años vinculada al proceso independentista, una convocatoria con la que culmina una semana de movilizaciones en protesta por la condena de los líderes independentistas. EFE/Alejandro García

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MELCHOR SÁIZ-PARDO | BARCELONA
León

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El independentismo catalán quería convertir este viernes en un símbolo, en una suerte de nueva Diada contra la sentencia del Tribunal Supremo sobre el procés. Una fecha que marcase un antes y un después, que sirviera para demostrar que el secesionismo no ha perdido músculo tras dos años del 1-O y, sobre todo que dieran el pistoletazo de salida de un otoño de movilizaciones que ni siquiera el independentismo sabe todavía cuales serán.

Lo que consiguió, desde luego, fueron nuevas imágenes grandilocuentes. La de una Barcelona totalmente colapsada durante todo el día con 525.000 personas (según los cálculos de la Guardia Urbana), 750.000, según los organizadores, blandiendo esteladas y reclamando la "libertad de los presos políticos".

Unas imágenes que, sin embargo, no fueron comparables a las mayores movilizaciones secesionistas de los últimos años y eso a pesar de que todos los colectivos independentistas habían puesto toda la carne en el asador sabedores que estos días la comunidad internacional tiene sus ojos puestos en Cataluña. Ese poco más de medio o tres cuartos de millón de personas que debían encarnar el acto más multitudinario de protesta a la sentencia, se quedaron lejos de las cifras récord de movilización independentista como cuando el secesionismo sacó a la calle a 1,8 millones en la Diada de 2014, siempre de acuerdo a los cálculos del Ayuntamiento de Ada Colau.

Participantes en la manifestación en Barcelona. ALEJANDRO GARCÍA

La manifestación de hoy, ni siquiera llegó a la cifra de 600.000 asistentes de la Diada del pasado 11 de septiembre, aunque el cálculo de los organizadores la sobrepasó por poco. Fuese como fuera la guinda a la huelga general convocada por el sindicato independentista Intersindical-CSC y la IAC fue esa gran manifestación que hizo que el Paseo de Gràcia, los Jardinets de Gràcia y la Gran Vía barcelonesas se quedaran pequeñas.

La manifestación en realidad no fue tal porque jamás llegó a avanzar. Fue una concentración enorme -de casi un kilómetro de longitud- en el centro de la ciudad, que comenzó mucho antes de que a las 17 horas empezara oficialmente la manifestación. Pero aún así, hubo claros en todo el recorrido.

Números discretos a pesar de que la manifestación sindical coincidió con otras dos importantes protestas que, sin duda, ayudaron.

La manifestación más numerosa del secesionismo desde que se conoció el fallo del Supremo estuvo cebada, sobre todo, por las decenas de miles de personas que participaron, al menos en su tramo final, en las denominadas "marchas por la libertad", las cinco columnas (fundidas en tres en los últimas kilómetros) que el martes salieron de Gerona, Vic, Berga, Tàrrega y Tarragona y que, tras recorrer cien kilómetros, se unieron en los Jardinets de Gràcia, de donde partía la manifestación.

La llegada de las columnas, alguna de las cuales se extendía por más de medio kilómetro, según se apreció en las imágenes aéreas, colapsó por completo los accesos a la ciudad, que durante horas estuvo aislada por tierra. Refuerzo estudiantil También se incorporaron a la manifestación los miles de estudiantes universitarios y de secundaria que durante la mañana recorrieron el centro de la ciudad en esta jornada de huelga que vació los campus.

La manifestación discurrió tras el lema "por los derechos y las libertades" y tras la pancarta inicial solo había líderes sindicales, pero los dos grandes colectivos civiles independentistas que son el motor del 'procés' desde hace años, ANC y Omniun Cultural, pusieron todos sus medios a disposición para que la protesta fuera multitudinaria.

Como era de esperar, desde el escenario no hubo reclamaciones laborales ni sindicales. Elisenda Paluzie, la líder la ANC y que ha tomado el mando del colectivo tras el encarcelamiento de Jordi Sànchez, fue exigente con los fuerzas políticas secesionistas a las que reclamó que "esto no sea una maniobra de dilatación de los tiempos".

"Si el diálogo no llega, preparaos para sostener una declaración unilateral de independencia, la gente estaremos ahí para defenderla pacíficamente", arengó a las masas. También el vicepresidente de Omnium tomó la palabra para leer una carta del presidente del colectivo, el encarcelado Jordi Cuixart.

"El derecho a protesta se gana protestando, y el derecho a voto se gana votando", clamó Marcel Mauri poniendo voz a la misiva del condenado a nueve años de prisión por el Supremo. "Lo hemos vuelto hacer. Hoy hemos parado el país y lo volveremos a hacer hasta ganar la libertad", advirtió Cuixart por vía interpuesta.

Jóvenes independentistas observan desde una terraza la manifestación en Barcelona. QUIQUE GARCÍA