Sánchez equipara en la precampaña al secesionismo con la ultraderecha
p. de las heras | madrid
Cataluña sigue centrando buena parte de los mensajes de Pedro Sánchez en su campaña para las generales del 10 de noviembre. El presidente del Gobierno en funciones acusó ayer al secesionismo de actuar de la misma manera que la ultraderecha en España. «Dicen que Cataluña es suya, que ellos son Cataluña; afortunadamente, Cataluña es más grande que esa Cataluña minúscula a la que la quiere reducir el independentismo. La ultraderecha dice que España es suya y también España es mucho más grande que esa España minúscula a la que la quieren reducir», dijo durante un acto del PSOE en La Coruña.
El líder de los socialistas -que lleva semanas viendo cómo las encuestas arrojan datos muy alejados de los cálculos realizados en Moncloa cuando optó por la repetición electoral (la gestión postsentencia del Supremo no le está proporcionando el impulso esperado)-, reprochó a los partidos que se autodenominan constitucionalistas que se hayan desmarcado del Gobierno en su respuesta a la actual crisis, en lugar de respaldarlo como hizo él con Mariano Rajoy tras el referéndum del 1-O en 2017. Y reivindicó al PSOE como «la única fuerza serena que puede facilitar la convivencia y la concordia». «Tenemos que apartar todo este radicalismo y ese extremismo que lo único que hace es confrontar», reclamó.
En su intento de mover el tablero electoral, Sánchez se dirigió de manera expresa a los muchos indecisos que según los sondeos pueden acabar condicionando que la conformación del futuro Gobierno deba pactarse o no en un Parlamento exactamente igual de dividido que el anterior y reclamó una movilización masiva. «A todos esos que nos votaron o que votaron a otros partidos y ahora dudan, les digo que el bloqueo es un callejón sin salida del que se sale votando de forma mayoritaria al PSOE», alegó.
El jefe del Ejecutivo en funciones también se felicitó, por otro lado, de no estar ahora compartiendo el Consejo de Ministros con Unidas Podemos, con quien estuvo a punto de sellar un pacto que acabó saltando por los aires en julio, en plena sesión de investidura, ante el empeño de Pablo Iglesias de exigir más competencias para los suyos .