La OCDE bloquea los datos sobre lectura en España del estudio Pisa por «anomalías»
a. torices/p. rosas | madrid
La falta de seriedad de un número «relevante» de los alumnos de la ESO al contestar a una parte de las pruebas PISA, la evaluación educativa externa más prestigiosa del mundo, ha provocado que la OCDE haya decidido, con el acuerdo del Ministerio de Educación, que el próximo 3 de diciembre, cuando se dé a conocer el informe trienal, España sea el único país participante que no cuente con resultados sobre el grado de competencias en Lectura de sus estudiantes de 15 años. Si esta importante «anomalía» puede ser resuelta de alguna manera por los técnicos de la institución, la evaluación de Lectura española se conocerá a posteriori y, si no, la exclusión de los datos será definitiva, indicaron fuentes de la OCDE. Lo que sí se conocerá en diciembre serán los resultados españoles de las otras dos materias troncales evaluadas desde 2000 en la prueba, Matemáticas y Ciencias, que «parecen estar afectadas en mucha menor medida por este comportamiento anómalo».
Las pruebas PISA se realizaron entre el 16 de abril y el 31 de mayo de 2018 por casi 40.000 estudiantes nacidos en 2002 de 1.102 institutos de todas las autonomías españolas. La selección de los centros es aleatoria y también se decide al azar la selección de los 42 que completan los distintos test.
Los responsables educativos de la OCDE y los españoles aún investigan los motivos y las circunstancias de este «comportamiento de respuesta inverosímil» de un grupo significativo de alumnos, pero tienen bastante claro al menos dos cosas: que no responde a un error técnico o a una manipulación a posteriori de las pruebas y que la razón fundamental parece ser que algunos estudiantes «no se tomaron muy en serio» sus contestaciones a una nueva sección de la prueba de Lectura, las preguntas de ‘fluidez lectora’.
El seguimiento de los casos sospechosos, gracias a que la cumplimentación del examen dejó rastro por estar realizado con ordenador, refleja dos anomalías muy extendidas en España. Que las respuestas a esta sección, en la que se debe contestar a si las frases propuestas tienen o no sentido, se hicieron de forma «apresurada» y al tuntún.
Los técnicos han comprobado que bastantes alumnos completaron las 20 respuestas en solo 25 segundos, cuando los estudiantes que hicieron un esfuerzo adecuado por acertar tardaron una media entre 50 segundos y más de dos minutos, según las distintas habilidades de cada uno. Además, añaden, que algunos de estos alumnos siguieron patrones ilógicos que apuntan al desinterés por el resultado de la prueba, pues respondían «a todas sí o a todas no».
Reiteración en algunos centros
Las indagaciones señalan que este comportamiento inverosímil no fue «uniforme» en toda España y que «se observó sobre todo en determinados centros educativos de algunas zonas» del país, con mayor reiteración en institutos de media docena de comunidades autónomas, que la OCDE no identificó. No obstante, las mismas fuentes dijeron que no han encontrado un solo elemento que permita pensar en estrategias concertadas de alumnos o boicot de centros. Más bien hay elementos contrarios. Las fuentes de la OCDE no quisieron o pudieron concretar la cantidad de anomalías españolas, pero sí que el porcentaje detectado es «lo suficientemente alto» como para considerar que los resultados del conjunto de la prueba de Lectura «no son válidos». «Fue un problema bastante extendido en el país; no en todas partes, pero en muchos lugares», insistió la institución. La razón de la OCDE de no publicar los resultados de Lectura es doble. Por un lado, porque el comportamiento de este grupo de alumnos «ha pervertido» el conjunto de los resultados de los estudiantes españoles, «que no responde al nivel real de competencias de sus estudiantes» de forma «patente», y, por otro, que, por el anterior motivo, los datos españoles no pueden ser comparados con los de los otros países.